El Vestigio colonial que resguarda a la educación pública
La sede actual de la Secretaría de Educación Pública (SEP) está formada por un conjunto de edificios de los siglos XVI, XVII y XX, de los que destacan el Convento de la Encarnación y la Real Aduana de México.
El edificio más reciente se construyó entre 1921 y 1922 por iniciativa de José Vasconcelos, entonces ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. En estos años se realizaron cambios en el exconvento para aprovechar el solar y configurar el edificio actual.
El inmueble fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, por su riqueza pictórica y arquitectónica, de la que destacan los murales de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.
Aunque el monumento presenta diversas intervenciones posteriores a construcción, las que más destacan son las hechas en 1989 y 2009.
La restauración de 1989 se ocupó de los daños estructurales generados por el sismo de 1985, que causó deformaciones y desplomes en la estructura, y alteró la geometría constructiva de bóvedas, contrafuertes y estribos, así como de asentamientos diferenciales que fraccionaron el edificio en dos partes.
Esta intervención planteó la consolidación general de la cimentación, el tratamiento de la viguería del sotocorro, el tratamiento y la consolidación de la cantería, y la colocación de testigos de lámina o yeso en las grietas.
En 2009 el gobierno federal invirtió 70 mdp y abarcó la totalidad de las fachadas en donde se aplicó protección antigrafiti, la reparación de las puertas de madera y las columnas despostilladas, y la remoción de la pintura de los barandales de hierro forjado.
Durante este proceso, integrantes de la CNTE perforaron uno de los portones del inmueble de 1731; no obstante, personal del INAH pudo restaurar la pieza.
El inmueble alberga una cápsula del tiempo que fue colocada en 2010 por el entonces presidente Felipe Calderón, con documentos y testimonios que retratan el México actual y será abierta en 2060.
En la última restauración de la sede de la SEP, realizada en la administración de Felipe Calderón, a las fachadas se les aplicó una película antigrafiti. Fotografía: Arturo Bermúdez