Eje ambiental de Salmona, el sepulcro de un río en Bogotá
El eje ambiental Avenida Jiménez Quesada fue inaugurado hace 13 años para enlazar el centro de Bogotá con el camino al cerro de Monserrat, donde se encuentra el Santuario del Señor Caído y la Virgen Morena de Monserrat.
Rogelio Salmona (París, Francia 1927-Bogotá, Colombia 2007) concibió este eje ambiental como una manera de fomentar la integración social y urbana en la capital colombiana y, al mismo tiempo, recuperar de manera simbólica el río San Francisco que alguna vez fluyó al aire libre por el mismo lugar, hasta antes de que fuera canalizado y tapado en la década de 1930.
Trece años después de su inauguración, mientras María Elvira Madriñán camina por el eje ambiental que su esposo iniciara en 1988, se encuentra con un lugar sucio y abandonado, y no con el sitio de encuentro social que Salmona dejó como legado a los habitantes de Bogotá.
A su paso por este eje, María se encuentra con pilas que corren a través del eje ambiental llenas de agua sucia y basura. Las pilas de agua están dañadas por graffiti en su exterior, problema que incluso afecta al Templete del Libertador, que se encuentra en la Plaza de los Periodistas.
Al pisar los adoquines se hace evidente cómo las piezas están fuera de su lugar y rotas debido al paso del sistema de transporte público Transmilenio (Metrobús), que en una de sus rutas circula por el eje ambiental Avenida Jiménez Quesada.
Mientras observa el estado en que se encuentra el eje, la viuda de Salmona recuerda que el proyecto está inconcluso, pues originalmente abarcaba plantas, servicios urbanos y otras áreas. Opina que su culminación ayudaría a regenerar el centro de la ciudad, aunque asegura que es más importante que lo rehabiliten antes de que sufra un mayor deterioro.