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La esposa de Wang Shu dice por qué declinó al Pritzker

Juntos fundaron en 1998 el estudio Amateur Architecture y diseñaron el Museo de Ningbo, construido a partir de los restos de otros edificios.
jue 03 octubre 2013 03:12 PM
Wang Shu y esposa
Wang Shu y esposa - (Foto: Getty Images)

Lu Wenyu confesó que su esposo, Wang Shu , quería compartirle el Premio Pritzker de Arquitectura 2012, pues juntos fundaron en 1998 el estudio Amateur Architecture y diseñaron el Museo de Ningbo, construido a partir de los restos de otros edificios.

Él "no lo encontraba justo (recibirlo solo). E insistió en compartirlo, pero no quise", narró la arquitecta asiática al diario El País. Sus razones fueron:

"En China pierdes la vida si te haces famoso. Quiero una vida y prefiero pasarla con mi hijo. Allí no aceptaría ninguna entrevista. Y en un país de lengua inglesa tampoco", dijo.

La segunda se debe a que su arquitectura "es la que siempre ha querido hacer él. Yo realmente quería ser bióloga, no soy una arquitecta vocacional, soy una convencida".

¿Construir a partir de la destrucción es entonces idea de su marido? "Sí, pero la he hecho mía. Y espero que mucha más gente la haga suya. Tiene sentido. No le sigo a ciegas", comentó al diario español.

La pareja fundo la escuela de arquitectura de la ciudad de Ningbo, en dónde ella lleva 12 años dando clase, además de que trabajan juntos en su pequeño estudio:

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"Con un edificio puedes hacer poco. Dar clases era la única manera de multiplicar el impacto de lo que nos parece fundamental: no destrozar China. La globalización comenzó hace siglos, pero debería ser suma y no destrucción. En mi país las antiguas aldeas son destrozadas, por eso abogamos por trabajar con los restos, por construir a partir de esa destrucción", agrega el diario.

En 2011 fue reconocida con el premio Schelling, que comparte con su marido, sin embargo, aclara que no quiere ser famosa:

"Soy feliz de poder hacer la arquitectura que creo que ayuda a que nuestros pueblos y ciudades sean mejores. Estoy convencida de que hablar de ello despierta interés en otras personas, pero no quiero ser famosa. Y si estoy equivocada, sé que el error es el efecto secundario de tomar decisiones. Si no admitimos el error nos convertimos en personas monotemáticas", comentó a El País.

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