El Caballito, un símbolo con daños irreversibles
Desde que se desató la controversia en septiembre por los daños irreversibles a 50% de 'El Caballito', debido al trabajo que el despacho Marina Restauración de Monumentos realizó, avalado por el Fideicomiso del Centro Histórico, pero sin el permiso del INAH, el lugar permanece lleno de materiales y láminas, y la obra se encuentra completamente cubierta.
A partir de 1979 la escultura de 'El Caballito' toma un papel protagónico en la plaza que, en opinión de Mario Reyes del Instituto Mexicano de Urbanismo, embelleció ese espacio público que más que plaza se transformó en un vestíbulo para el Museo Nacional del Arte.
La Plaza Manuel Tolsá fue inaugurada en la década de 1870 por Porfirio Díaz. Nació como un espacio público para que los paseantes admiraran la opulencia en la que se encontraba el país.
Cuartoscuro
La plaza se construyó en lo que en el siglo XVIII era el hospital de San Andrés, que después tomó el nombre de hospital del Amor de Dios. Durante la Guerra de Independencia, los liberales echaron abajo una parte del hospital para abrir la calle que hoy conocemos como Xicoténcatl. Durante el porfiriato, el edificio se transformó en el Palacio de Comunicaciones, al que se le abrió una plaza rectangular y se le colocaron jardineras.
"Aunque don Porfirio ya estaba contento con su obra, lo que él deseaba era que todos la observaran, entonces ordenó la reubicación de la escultura ecuestre de Carlos IV 'El Caballito', que se encontraba en Bucareli y Reforma. La colocó frente a su orgulloso edificio y nombró a todo este conjunto la Plaza Manuel Tolsá, nombre de uno de los escultores y arquitectos más importantes del siglo XIX en el país", explica David García, museólogo de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía Manuel del Castillo Negrete del INAH.
AFP