Plasman mayas visión cosmopolita en Museo de la Arquitectura
Los elementos arquitectónicos de la cultura maya muestran sentido urbanístico, manera de organizarse, creencias y costumbres, como los plasmados en las salas del Museo de la Arquitectura Maya y ciudades prehispánicas, donde se detiene el tiempo y se evoca una manera distinta de ver la vida en Campeche.
Este museo es uno de los muchos atractivos de esta ciudad cultural del Sureste mexicano, capital del estado de Campeche, que colinda con Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, donde los mayas contemporáneos abrevan del legado de siglos de sus antepasados.
Bajo el auspicio del INAH Campeche, este museo está ubicado en el Baluarte de la Soledad, una estructura militar que forma parte de la fortaleza o murallas de la ciudad.
Justo a la puerta de mar, en la calle Ocho sin número, la historia registró su nacimiento en el siglo XVII como un fuerte que servía para contener la llegada de piratas.
Nota: Arquitectos proponen incluir diseño maya en esta profesión
Pero, con el paso del tiempo, se convirtió en museo y desde 1958 es un espacio que alberga la colección y el mobiliario encontrados en varias zonas arqueológicas que tiene a su cargo en Instituto Nacional de Antropología e Historia. En la zona, en total son cerca de mil y sólo 17 están abiertas al público.
Como versa en el museo, Campeche alberga numerosas ciudades antiguas, las cuales son ejemplo del alto nivel de planeación y ejecución alcanzado por sus constructores.
La cultura maya tuvo variantes en cada región, lo que se puede apreciar en los detalles arquitectónicos de sus ciudades, que tuvieron constante evolución, según los expertos, por los movimientos políticos y sociales diferentes.
Cada sala contiene en sus estructuras iconografía, elementos arquitectónicos, tendencias decorativas, que revelan la identidad de cada una de las regiones del estado de Campeche que alcanzaron su mayor desarrollo durante el periodo clásico (250-900 d.C.)
Los elementos que remontan al visitante a esa época están en las cuatro regiones mayas: Petén norte, Río Bec, Chenes y zona Puuc.
Todo lo encontramos en este recinto, señaló el director de Museos del INAH en Campeche, Marco Antonio Carvajal Correa, quien apunta que es la clara y expresa visión constructiva y urbanística de los mayas, una cultura que ha dejado un legado en todos los sentidos a la sociedad actual.
Monolitos esculpidos, capiteles, columnas y estelas de tamaño real muestran, en sus finos tallados, animales, gobernantes, armas, objetos de guerra, y otros cotidianos, de uso propio de la época. Estos elementos revelan cómo vivían los mayas de esa época y su exactitud matemática al construir.
La forma del baluarte es pentagonal, irregular y sus seis habitaciones son bóvedas, de las cuales cuatro están acondicionadas para mostrar cada estructura arquitectónica.
El especialista en antropología social de la Universidad Autónoma de Campeche destacó que en las cuatro salas hay piezas de jade, cantera y piedra caliza que dan forma al famoso juego de pelota, que dejaba ver a la gran figura del jaguar que representaba al gobernante.
Los vestigios dan cuenta del lugar especial de la compañera o esposa del gobernante, como ajuares funerarios que además señalan los rangos sociales y roles que en todo momento marcaban la vida y el objetivo de cada persona en la comunidad.
El Museo de la Arquitectura Maya Baluarte de la Soledad es un punto turístico cultural de Campeche que de enero a la fecha ha sido visitado por nueve mil 553 personas, quienes han contribuido con una cuota de recuperación para el mantenimiento las piezas únicas de la región.
Destacan figuras como la Estructura VII de la Gran Plaza de Calakmul, la “banqueta” de Rio Bec, la escultura en piedra del señor Pájaro Principal de Chunhuhub, así como el Mascarón del dios K'wiil, procedente del rancho de Villamar.
“Son impresionantes el tamaño y la composición de las columnas, jambas, dinteles estelas, paneles y figuras antropomorfas de sitios como Xcalumkín, Edzná, Itzimté, Kankí y el Palmar”, mencionó el catedrático e investigador.
Cada estructura deja ver escenas de la vida cotidiana, de lo que ocurrió en el palacio de gobierno, del papel de los sacerdotes en esa cultura, de los enanos, que eran el enlace de los terrenales con los dioses, de escenas de la guerra que tuvieron que protagonizar para defender su honor.
Además, están las figuras que veneraban como la serpiente emplumada, los grifos, las tapas de las bóvedas, las figurillas y piezas de cerámica.
Destacan temas específicos de la cultura maya, como el sistema de escritura glífica que les permitió registrar acontecimientos importantes en su historia como nacimiento, periodo en el poder y muerte de sus gobernantes, victorias guerreras, capturas de prisioneros y rituales de auto sacrificio sangriento.
Carvajal Correa destacó que mediante estas estructuras y su escritura tallada se puede “oír” la voz de los antiguos mayas sobre sus estelas, dinteles, columnas, pinturas murales, vasijas de cerámica y muchos otros objetos que hoy después de más de mil años dejan ver cómo era esa civilización.