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Los obreros de la construcción

Marhnos tuvo que convencer a cerca de 3,000 trabajadores de modificar o adecuar ciertos hábitos. La compañía insistió y mantuvo el mensaje de salvaguardar su vida (usar casco, guantes, botas, lentes y chaleco) y la de sus compañeros.
dom 07 junio 2015 10:33 PM
Trabajadores de la construcción de Torre Bancomer
Trabajadores de la construcción de Torre Bancomer - (Foto: Israel P. Vega)

"El gran aliado siempre ha sido y será el obrero mexicano", reconoce Marhnos, empresa de construcción que junto con Turner crearon una codirección de obra para los trabjos de la Torre BBVA Bancomer.  

Marhnos tuvo que convencer a cerca de 3,000 trabajadores de modificar o adecuar ciertos hábitos, lo que fue un enorme reto. La compañía insistió y mantuvo el mensaje de salvaguardar su vida (usar casco, guantes, botas, lentes y chaleco) y la de sus compañeros, e incluso le hizo ver al empleador que llevar tortillas calientes al piso 50 era más económico que hacer bajar y subir 1,400 escalones a la hora de la comida.

Los protocolos de seguridad no sólo aplicaron a los trabajadores. Los visitantes debieron sujetarse a los mismos.  

Los trabajadores de la construcción que edificaron la Torre BBVA Bancomer rebasaron las 7.5 millones de horas-hombre, pues laboraron día y noche, desayunaron, comieron y cenaron en las inmediaciones o bien en las alturas y no se intimidaron ante los temblores, las marchas, la diversidad de culturas y rangos de arquitectos, ingenieros, ejecutivos y demás especialistas (mexicanos, británicos, españoles, chinos, estadunidenses) que a diario se daban cita en la obra, una de las más llamativas de la ciudad.

Tampoco se achicaron ante las inconformidades iniciales de los vecinos, los fríos ni las ventiscas a más de 200 m de altura. Cumplieron con los protocolos de seguridad, aunque no estuvieran acostumbrados a hacerlo en otras obras.

Otros trabajadores vinieron desde comunidades cercanas como El Oro, en el Estado de México, para prestar su habilidad en el arte de la maniobra y la soldadura; es el caso de Pedro García Reyes, de 49 años, quien trabajó en el montaje y colocación del helipuerto, es decir que estuvo a más de 200 m de altura.

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