Ser o no ser simétrico: ¿el dilema en la arquitectura?
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Si por un instante uno se detuviera a observar a su alrededor, percibiría que la naturaleza posee una tendencia auténtica al desorden, por más ilógico que esto suene, y que, irónicamente, al ser mimetizada o imitada por la arquitectura y el diseño, genera instantáneamente impresiones negativas.
Por esta razón, los espacios totalmente equilibrados no son tan favorables como parecen.
La simetría es algo que podemos encontrar en un sinfín de representaciones universales, como lo son algunas edificaciones emblemáticas de nuestra historia. Las pirámides mayas o egipcias, el Taj Mahal, la Torre Mayor o un Santa María de Burgos son sólo algunos ejemplos.
Por todos lados hallamos extravagancias del interiorismo que son proyecciones artísticas de sus creadores, pues no son de origen natural.
De acuerdo con el psicoterapeuta Hugo Cantú González, del Centro de Atención y Educación Psicológica, ISKALTI, aunque naturalmente no exista algo que sea totalmente perfecto, sí hay una fuerte tendencia a buscarlo, propensión que, al mismo tiempo, "se basa en el principio de que a mayor simetría, mayor belleza".
Para el especialista, esta tendencia surge de un componente evolutivo en el que lo bello se relaciona con la proporción del cuerpo y de la cara, reflejando mayor salud.
Esta condición- explica- se entiende como fertilidad. Y así como ésta garantiza la supervivencia de la raza humana, se piensa que la simetría de la estructura o construcción asegura su vida arquitectónica, pero mientras más asimetrías se presenten en un cuerpo, mayores malformaciones se encontrarán en su interior.
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El psicólogo piensa que esto es un grave error de percepción, ya que la asimetría, por extraño que esto parezca, es más perfecta.
El arquitecto Sergio Zepeda, socio principal y presidente de ZVA Group Arquitectos, cree lo mismo.
"La simetría tiene elementos de posible monotonía y de obviedad, es simplista. Me inclino por lo asimétrico", argumenta quien trabajó en el proyecto de construcción del Museo de Louvre.
Los patrones 'impecables' provocan en el usuario efectos negativos, ya que generan caos, lo que a su vez provoca angustia.
Fotografía: Tomada de The Louvre Museum Info
La eterna utopía
Las formas básicas como el círculo, el cuadrado y el triángulo no existen en la naturaleza. Son utopías. Ahí no existe nada perfectamente simétrico, no hay un cuerpo humano que sea perfectamente proporcionado, pero lo más acercado es más bello.
Cuando algo es parejo en su totalidad da una sensación de no-naturalidad y provoca miedo y ansiedad. Algo excesivamente simétrico puede llegar a dar la sensación de que se está frente a algo no vivo, no armonioso y excesivamente calculado", asevera Hugo Cantú.
Por más que se indague en el tema de la simetría y la garantía que ésta proporciona a la obra arquitectónica de sobrevivir al paso del tiempo, es difícil lograr una proporción equitativa ideal, pues interfieren aspectos que no podemos controlar, como la luz del sol.
"Si existe una estructura totalmente simétrica, nada más el hecho de que entre luz natural provoca una refracción inmediata en distintas zonas, una proyección de sombras que rompen con la simetría. Fenómenos naturales de ese tipo son cuestiones que van a crear una brecha en la armonía original", explica el psicoterapeuta.
Del mismo modo, Sergio Zepeda considera que la naturaleza, por más caótica que sea, puede contener pequeñas partes de simetría, como en las alas de las mariposas y algunas plantas, que, a su vez, intentan ser imitadas por los arquitectos.
"Es algo intuitivo. El deseo de tener alas, por ejemplo, se ve reflejado en los espacios iguales, por decir en una oficina, en un mismo número de ventanas, todas proporcionales con sus opuestas, mismos elementos".
"¿Pero qué pasa cuando encuentras algo que sea totalmente equilibrado que haga que hasta su misma sombra cuadre? Fácil. Causaría una impresión tan grande que desembocaría en ansiedad, porque uno no está preparado para tener algo tan perfecto todavía", aclara Cantú.
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"Para nosotros lo perfecto es divino. Cuando encuentras algo divino, encuentras a Dios", continúa.
"Podemos ver mucho de esto en templos antiguos o en las catedrales góticas. Si los dioses son perfectos, entonces el altar tiene que tener las características de esos seres, por alabanza o reverencia. Una catedral, por ejemplo, es una dedicatoria a Dios", define el especialista de la mente.
Foto: Cortesía ZVA Group
Zepeda corrobora esta idea diciendo que "la cruz de Jesucristo es simétrica, al igual que la estrella de David. Muchos componentes significativos de la fe que usamos actualmente, de manera subliminal o religiosa, también lo son".
Un buen ejemplo de lo que los profesionales describen son las pirámides de civilizaciones antiguas, que por su perfecta simetría reciben un toque de misticismo. No se cree que obras así pudieran haber sido logradas por manos humanas.
"Desde la historia más antigua te das cuenta de que muchas pirámides son perfectamente simétricas; las pirámides de Egipto, así como la arquitectura griega y romana lo son", dice Zepeda.
"En casos así, como el de la pirámide de Keops, tumba del faraón Jufu, giran teorías sobrehumanas alrededor de ellas. No se explica cómo pudieron hacerse con herramientas rudimentarias, contrasta con la naturaleza, entonces se le adjudican explicaciones como que están hechas por alienígenas, entre otras cosas", indica Cantú.
"El hombre busca encontrar explicaciones, como la Sucesión de Fibonacci, la Proporción Aurea, el número exacto de Pi. Esto no es otra cosa que un rasgo obsesivo por controlar; lo mismo pasa con la simetría", aclara el psicoterapeuta.
El yang de la simetría
A pesar de todo, la simetría tiene un lado muy positivo que, sabiéndolo aprovechar provocaría lo puesto al caos en un espacio.
Una simetría medida nos genera una sensación de "armonía, placer, tranquilidad, solidez y seguridad", señala Hugo Cantú.
Según el experto, la simetría se valida al ser del gusto del usuario, sólo que no hay que abusar.
De acuerdo con Cantú, en la arquitectura que persigue lo simétrico, los detalles, como las texturas, rompen con la simetría disimuladamente y le dan naturalidad a la obra.
"Y esto ayuda a que la sigamos percibiendo como simétrica, aunque en realidad ya no lo sea, y así nos continúe pareciendo bella".
Foto: Cortesía Assim Eu Gosto
El presidente de ZVA Group Arquitectos está, de nueva cuenta, de acuerdo con este principio. "Se busca hacer un shock, sea con color o con objeto, un edificio, una fachada octagonal, un objeto que es orgánico, algo fuera de lugar y de posición, eso es atractivo y llamativo. Esos ciertos objetos son los que causan interés", comenta Zepeda.
"Esas excepciones que buscamos dentro de la simetría son muy recientes, desde el siglo XX, y es porque nos dimos cuenta de que encontramos la belleza interrumpiendo la simetría, evitando el patrón", aclara el arquitecto.
"En este punto, es muy importante la ergonomía arquitectónica para poder adecuar al usuario en un determinado espacio. Factores como los colores, el espectro electromagnético, que viene siendo la luz y los significados que le demos a la altura, la perspectiva, las dimensiones y proporciones influyen mucho para dar la sensación de tranquilidad y no de incertidumbre o caos", defiende el maestro en Terapia Racional Emotiva, Hugo Cantú.
Zepeda, quien se enfrentó con el problema de la simetría en el proyecto de construcción del Museo de Arte en Washington, menciona que ahí es donde el arquitecto entra en un proceso de creatividad, para que dentro de una estructura pueda haber interrupciones en los patrones para crear belleza.