Paja, la inesperada solución arquitectónica para la vivienda digna

La paja también puede convertirse en una material de construcción sustentable y con buen aislamiento térmico. Así lo demuestran, los integrantes del colectivo Chopeke, quienes con este material construyeron una vivienda para una familia en situación de marginación en Ciudad Juárez.

Este proyecto tiene el fin de dar un espacio digno a los indígenas rarámuris que llegan de la Sierra de Chihuahua a esta ciudad fronteriza en busca de oportunidades laborales y evitar que vivan en condiciones de marginación, con acceso a pocos servicios y en casas hechas con materiales de desecho, como cartón.

Un grupo de jóvenes católicos, a cargo del arquitecto Jesús Omar Ríos, formaron el colectivo Chopeke para enfrentar este problema a través de la arquitectura y la construcción comunitaria.

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"La solución desde la arquitectura fue realizar un diseño apropiado para responder a la situación y diseñar un modelo de vivienda de pequeña escala, autoconstruible, con materiales naturales, locales y de alto desempeño ecológico y térmico, para generar confort y una vivienda apropiada", dijo Juan Manuel Casillas, arquitecto encargado del diseño del proyecto, en entrevista con Obrasweb.mx.

Para construir esta vivienda, se decidió utilizar un sistema constructivo que usa pacas de paja, normalmente un residuo agrícola, como bloques, ya que es una técnica sencilla que puede ser aprendida en pocos días y en la que es posible la participación de la comunidad.

Casillas enseñó a los jóvenes el proceso en cinco días. Ellos después continuaron con la construcción hasta terminarla. También se involucraron los miembros de la comunidad, quienes adoptaron la técnica.

Además, la paja tiene una gran capacidad de aislamiento térmico, lo cual reduce el gasto energético y económico que requiere enfriar y calentar una casa. En Ciudad Juárez, donde el clima puede variar de un calor a un frío intenso en pocas horas, esta característica es muy importante.

Este sistema recupera la técnica tradicional de bahareque, utilizada por los indígenas de América.

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Para financiar la construcción, los miembros del colectivo Chopeke, consiguieron donativos de los materiales en especie, organizaron eventos y recibieron donativos de la parroquia de Ciudad Juárez a la cual pertenecen.  

De acuerdo con Casillas, este proyecto de vivienda cumple con las características que debe tener una vivienda apropiada, es decir, "responder a las necesidades reales de la familia de manera justa, ser térmica y confortable, estar construida con materiales locales, naturales y accesibles, recuperar técnicas tradicionales y aplicar estrategias de participación comunitaria".

El modelo ya se ha replicado en tres casas más en los últimos dos años, mejorando los procesos y ajustando el diseño a las necesidades específicas de cada familia.

Además, se construyó con la misma técnica y estrategias participativas  una capilla en otra comunidad de Ciudad Juárez, lo que integró a la comunidad y generó un proceso regenerativo del tejido social, explicó el arquitecto.

El proyecto es uno de los ejemplos de cómo la arquitectura puede mejorar la vida de las personas elegidos por Alejandro Aravena, premio Premio Pritzker en 2016 , para integrar la selección de la Bienal de Arquitectura de Venecia.

"Busco que la arquitectura sea un instrumento de cambio socioambiental, que mejore la calidad de vida y responda a los principales problemas del medio ambiente como el cambio climático, la contaminación, la falta de agua, el manejo apropiado de los residuos, etcétera. La manera para hacer esto es integrar a los jóvenes y a las comunidades en un fin común", indicó Casillas.