El Hotel Nacional de Oscar Niemeyer resurge de las cenizas
La ciudad brasileña de Río de Janeiro recupera este viernes uno de sus grandes emblemas turísticos, el Hotel Nacional, una obra del arquitecto Oscar Niemeyer, que, de la mano de la cadena hotelera española Meliá, ha vuelto a abrir sus puertas al público tras más de 20 años cerrado.
"Es un hotel que está lleno de historias, es un hotel que tiene alma", comentó a EFE el vicepresidente de Meliá en Brasil, Rui Manuel Oliveira, al rememorar aquellos tiempos lejanos en que las principales figuras políticas y culturales que visitaban la Cidade Maravilhosa se alojaban en las habitaciones de este lujoso edificio.
La firma de un Pritzker
Abierto originalmente en 1972, la auténtica marca de identidad de este singular edificio circular de 33 plantas, ubicado junto al mar en el lujoso barrio de São Conrado, en la zona sur de la ciudad, es la firma del gran arquitecto Niemeyer, Premio Pritzker 1988, un premio considerado el Nobel de la arquitectura
El sello del arquitecto se puede notar en cada rincón del hotel, desde su entrada, que ofrece a los huéspedes una magnífica postal con el mar de fondo -lo que Oliveira calificó de Efecto Wow-, hasta el helipuerto en forma de flor abierta que corona el edificio.
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Los jardines del hotel también tienen su sello propio, ya que fueron diseñados por el paisajista Burle Marx, uno de los principales colaboradores de Niemeyer a lo largo de toda su carrera.
Sin embargo, los días de vino y rosas de este emblemático lugar, que llegó a ser considerado el hotel más moderno de toda América Latina, acabaron en 1995, cuando el Estado se tuvo que hacer cargo de un edificio ya cerrado y los cariocas perdieron "su joya".
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Desafíos del proyecto de renovación
Oliveira no duda en considerar un valor añadido del proyecto la firma de "un arquitecto que tiene, aún hoy, un reconocimiento importantísimo", si bien este sello ha complicado el desarrollo de un proyecto que se empezó a gestar hace ya varios años y que ha supuesto una inversión próxima a los 130 millones de dólares.
Reconocido en 1998 como patrimonio arquitectónico de la ciudad de Río de Janeiro, las autoridades cariocas exigieron que el nuevo proyecto se atuviera en la medida de lo posible al original, lo que ha supuesto conservar toda la fachada del edificio y recuperar numerosos elementos decorativos en el interior.
Estos condicionantes llevaron a la cadena hotelera a elaborar un proyecto que hiciera posible respetar la historia del edificio "sin sacrificar ninguna exigencia de la marca", por lo que las obras apenas pudieron comenzar el pasado mes de febrero.
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Debido a la falta de tiempo, Meliá no pudo tener listo su nuevo hotel a tiempo para la celebración de los Juegos Olímpicos de Río 2016, celebrados el pasado agosto, lo cual si bien fue "una pena", dijo Olivieira, no supuso un lastre insalvable debido a la "gran visibilidad" que, en cualquier caso, tiene la ciudad en todo el mundo.
El hotel, que será el único en la capital fluminense con su propio helipuerto, contará con 413 cuartos, dos restaurantes, tres bares exclusivos y un centro de eventos, así como diversas instalaciones para el ocio.
Meliá hace entrada triunfal en Río
Pese a la fuerte presencia de la red española en Brasil, el Gran Meliá Nacional Río supone la primera incursión de la compañía en la capital fluminense ya que, en opinión del directivo, no es una ciudad a la que se deba entrar de "cualquier manera" y es por eso que lo ideal es hacerlo con el que será "el mejor hotel de Brasil", valoró Oliveira.
Respecto al delicado momento político y económico que atraviesa el gigante sudamericano en estos momentos, el vicepresidente de Meliá en Brasil reconoció que la situación genera una "cierta incertidumbre" entre los inversionistas extranjeros.
Al referirse al gigantesco escándalo de corrupción que envuelve a la petrolera estatal Petrobras, investigación sobre sobornos conocida popularmente en Brasil como Lava-Jato y que salpica a casi todo el arco parlamentario local, Oliveira apuntó que los problemas políticos que este caso ha generado no han sido solucionados correctamente.
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"La verdad, toda esta corrupción y toda esta cuestión del Lava-Jato también viene afectando a los que están en el Gobierno hoy", lamentó Oliveira, quien reconoció que, en un principio, la salida del Partido de los Trabajadores del Gobierno había supuesto un alivió para los inversionistas.
"Brasil tiene un gran potencial para inversionistas extranjeros, porque una vez tengamos una solidez en las leyes y en la política y las cosas estén más calmadas, con seguridad es un país fantástico para las inversiones", concluyó Oliveira.