Los búnkeres de guerra chinos renacen como restaurantes y almacenes
Tras décadas abandonados a la espera de amenazas exteriores, centenares de búnkeres de guerra construidos en China han sido transformados en los últimos años para ser reutilizados como bodegas, restaurantes, almacenes o incluso salas de juegos para niños.
En ciudades como Shanghái, una de las más pobladas del planeta con cerca de 24 millones de habitantes (34 millones en su área metropolitana), el suelo es cada vez un bien más preciado y por ello los gobiernos locales están creando políticas para dar un mayor aprovechamiento a estos espacios.
"Shanghái es una ciudad en busca de recursos de suelo por lo que como tenemos todo ocupado en la superficie tenemos que ir hacia abajo", cuenta Tong Songyan, director del Departamento Aéreo Civil del distrito de Xuhui, una de las áreas más populares de la considerada capital financiera de China.
Este departamento es el encargado de la política implementada en los últimos años por la cual centenares de refugios civiles han sido acondicionados para distintos usos. "Sería mucho desperdicio si no los usáramos en tiempos normales", apunta.
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La mayoría de estos búnkeres fueron construidos en China durante los años 60 y 70, y no habían sido utilizados hasta que se llevó a cabo esta política.
Uno de esos lugares es T-Cellar, un establecimiento dedicado a la exhibición y cata de vinos regentado por Li Tian, quien tras estudiar en España decidió regresar a Shanghái y hacer de su pasión, el vino, su profesión.
Encontró en este antiguo agujero el lugar perfecto para realizar su sueño. "Como estamos bajo tierra, las condiciones para que el vino se conserve son inmejorables", cuenta Li en el establecimiento al que se accede desde la calle, bajando unas escaleras.
Este refugio, construido en 1973, está ahora perfectamente acondicionado para conservar botellas y dispone de salas donde los clientes pueden disfrutarlas o donde las marcas que buscan mercado en China pueden hacer sus catas.
Aunque la decoración estuvo a cargo de Li, explica, la infraestructura, el acondicionamiento eléctrico, las tuberías... corrió a cargo del gobierno local.
Según explica Tong, en toda la ciudad de Shanghái hay unos 50 millones de metros cuadrados de refugios civiles. En el distrito de Xuhui, de donde disponen de cifras más concretas, hay construidos 4 millones de metros cuadrados en unos 2,000 búnkeres.
Fotos: EFE
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De ellos, un total de 1,700 son usados para otros propósitos aunque, precisa Tong, ante cualquier posible amenaza serían reconvertibles con celeridad.
"Están diseñados para tiempos de guerra, así que definitivamente tienen la funcionalidad para emergencias. Queríamos explorar otras opciones pero están diseñados para la defensa civil y si algo sucede en el futuro se pueden hacer rápidas transformaciones para que sean de nuevo refugios", asegura.
Tener los espacios ocupados, agrega, garantiza también que toda la infraestructura funcione bien y que se realicen constantes trabajos de mantenimiento "para asegurarse de que en cualquier caso de emergencia se puede responder rápidamente".
La mayoría de los espacios han sido reconvertidos en almacenes, aparcamientos, tiendas o habitaciones para estudiantes como la de un colegio de este distrito que utiliza su refugio para actividades extraescolares.
Una profesora cuenta, en la enorme habitación ocupada por mesas de pingpong, que los alumnos lo usan cuando llueve afuera y no pueden hacer la clase de educación física en el patio.
Este búnker, ubicado bajo las pistas de baloncesto del colegio, cuenta además con una puerta de seguridad máxima que aisla la sala y la protege de cualquier amenaza exterior, incluido un posible ataque aéreo.