Restauran viejo edificio de oficinas del Centro de CDMX con 'depas'
En la esquina de Donceles y Callejón Héroes del 57, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, hay un edificio que fue originalmente construido en los años 40 para funcionar como oficinas. El sismo del 85 y el paso del tiempo provocaron que el inmueble se deteriorara. Pero Boué Arquitectos descubrió que contaba con todas las cualidades para ser restaurado como vivienda.
El despacho ofreció un proyecto integral al que bautizo C57-4, el cual se sumó además a la iniciativa de reactivar y poblar el sector.
Cortesía: Boué Arquitectos/ Marco Betanzos
En 2014 autoridades capitalinas, a través de la Autoridad del Espacio Público y el Fideicomiso del Centro Histórico, comenzaron una serie de acciones para revitalizar las calles que conforman esa esquina, lo que resultó en el marco idóneo para materializar esta iniciativa ampliamente estudiada por inversionistas, el equipo de arquitectura y el de desarrollo inmobiliario.
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Primero se anunció que el Callejón Héroes del 57 se reordenaría y se convertiría en una calle compartida. Sus banquetas serían remozadas e iluminadas. Fueron liberadas de quienes las tomaban como estacionamiento por la noche. Las fachadas de varios edificios existentes tambén serían intervenidas. Algunas siguen en proceso de mejora.
Después de algunos meses también lograron que los comercios de barrio, loncherías, fondas, restaurantes y bares, permanecieran ahí y que se mantuviera la actividad pública de la zona, logrando con ello una atmósfera de barrio tradicional donde se combina la actividad turística con la actividad cultural.
Cortesía: Boué Arquitectos/ Marco Betanzos
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Con esa iniciativa consumada por parte de las autoridades, surgió la oportunidad para Boué Arquitectos de trabajar en un proyecto de vivienda ya estudiado. Así dieron nueva vida a un edificio ecléctico con pocas ornamentaciones y un característico acceso construido bajo los cánones estereotípicos de los órdenes clásicos.
Comenzaron con la estrategia para adaptar en él 18 departamentos, con superficies que oscilan entre 40 y 95 m2, y cinco locales comerciales en la planta baja. Detrás se encuentra un lobby sencillo con acentos de madera y herrería que reciben a los habitantes de este edificio para conducirlos al sistema de circulaciones verticales, elevadores o escalera de servicio.
En el interior de cada piso se reacondicionó a nivel constructivo cada uno de los espacios para generar amplios corredores, dominados por un patio interno, el cual funciona como punto de reunión y área de descanso donde un tapete de tabiques de barro rojo acentúan este lugar a la sombra de un árbol.
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Cada departamento hace uso de una paleta de materiales muy específica y en colores neutros para propiciar amplitud visual, vinculada a una arquitectura limpia con nulos recursos escenografías que permite apreciar las bondades de la construcción original.
El diseño permite que además de departamentos de un solo nivel se incorporen algunos a doble altura y toman una ventaja del sistema constructivo, realizado a base de losa cero. También hace posible que las circulaciones se den de forma interna en diversos sistemas: escaleras de caracol, rampa lineal, con descanso, entre otros.
Cortesía: Boué Arquitectos/ Marco Betanzos
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Un roofgarden se habilitó como área común para todos los huéspedes. Esta azotea naturada con vistas hacia edificios históricos, está ubicada en dos niveles distintos producto de la arquitectura original; sin embargo, se ha buscado que cada sector adquiera una personalidad más íntima o más pública, sin que se disgregue todo este espacio abierto.