En Mazatlán, Sinaloa se encuentra un edificio que parece haber salido de una película de fantasía por simular nacer entre la vegetación tropical cercana a la playa. El monumento, que se impone por sus patrones de formas geométricas rectangulares, es nombrado Gran Acuario Mazatlán, Mar de Cortés.
Tatiana Bilbao diseña el acuario de Mazatlán con ojos hacia el futuro
Su fría estructura y falta de detalles no permite al usuario imaginar que es lo que hay dentro de este imponente recinto de concreto aparente. La entrada para descubrir el interior tiene unas enormes escaleras adornadas de naturaleza y acompañadas de una cascada que también funge como la pared de esta misma.
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De acuerdo con Tatiana Bilbao, arquitecta del Gran Acuario Mazatlán, Mar de Cortés, la elección del estilo brutalista permite reflejar la idea de albergar a seres vivos. “El estilo permite mostrar un ente estático en el que hay vida y que refleja el proceso que sucede en el tiempo y que es cambiante todos los días".
Agrega que la elección de este estilo fue debido a que no era necesario especificar que es un acuario, “por fuera tu te puedes imaginar que tal vez sea un edificio de oficinas o lo que sea, fomenta la imaginación y eso es lo que buscamos”.
Las formas geométricas que emana sensaciones de ciencia ficción no son casualidad, la arquitecta menciona que se hizo de esta forma porque la realidad no permitían construir este tipo de edificios.
El proyecto comenzó a construirse en agosto de 2017. Al comienzo de la obra, de acuerdo con Tatiana Bilbao, no se tenía claro qué tipo de forma tomaría, pero lo que si estaba claro era la incorporación de la naturaleza y coexistencia con ella. Por ello, el edificio refleja una clase de futurismo al ser completamente limpio de la parte exterior y ver cómo la vegetación se va apoderando del inmueble.
“Me gusta pensar que la naturaleza tomó este edificio que cobre identidad por sí sola y que no se sepa quien lo construyó. Solo nosotros hicimos el camino para que descubran cómo lo tomó la naturaleza”.
El recorrido inicia por la parte de arriba, en donde se pueden apreciar, con mayor cercanía, las formas geométricas de la gran estructura, que transporta a los visitantes a un espacio futurista donde se puede observar el material principal del concreto y esta incorporación de la naturaleza.
Una vez que se atraviesa este paisaje comienza el recorrido del edificio, que se divide en 19 salas de exhibición pensadas para el cuidado, preservación y conservación de más de 100 especies.
“Queremos mostrar que la naturaleza es la que rige en el mundo. Por eso dentro y fuera las especies, ya sea de animales o de fauna, cobran el protagonismo en la estructura”, dice la arquitecta.