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China prohíbe construir edificios de gobierno hasta 2017

El Gobierno y el Partido Comunista impidió la construcción de estos inmuebles para frenar el despilfarro de recursos de los últimos años.
jue 25 julio 2013 03:44 PM
Xi Jinping
Xi Jinping - (Foto: Getty Images )

Un comunicado conjunto del Consejo de Estado (gobierno central) y el Partido Comunista de China anunció que hasta 2017 no será posible que los ayuntamientos o gobiernos provinciales dispongan de nuevas sedes.

En el documento se denunció que en años recientes se han construido algunas sedes de gobiernos locales irregularmente y con grandes excesos presupuestarios, "lo que ha dañado la imagen del Partido Comunista y el Gobierno, aumentando la vehemencia del descontento público".

Esto, debido a que en los últimos meses han circulado en el país noticias sobre la construcción de edificios excesivamente grandes o lujosos para los gobiernos locales, algunos de ellos imitando famosas estructuras como el Capitolio de Washington o el Gran Palacio del Pueblo de Beijing.

La orden, emitida esta semana, también prohíbe nuevas estructuras oficiales, tales como centros de formación de mandatarios u hoteles para altos cargos estatales, como los que existen en Beijing y otras grandes ciudades del país.

Aunque sí se permitirán obras de remodelación o restauración de antiguas instalaciones, el gobierno central examinará con lupa estos proyectos y sólo aprobará los que se lleven a cabo para aumentar medidas de seguridad o para recuperar funciones de las oficinas, prohibiendo "obras caras e innecesarias".

Asimismo, prohíbe a los gobiernos de todos los niveles colaborar con empresas de construcción en proyectos inmobiliarios, así como cualquier tipo de donaciones o patrocinios a firmas del sector, que en China también ha vivido su particular burbuja (no sólo en sedes oficiales, aunque en éstas ha habido casos más llamativos).

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Un Pentágono chino
El pasado diciembre surgió la denuncia de que el gobierno de Jinan, capital de la provincia costera oriental de Shandong, había edificado una nueva sede de 370,000 metros cuadrados, el segundo edificio oficial más grande del mundo, sólo por detrás del Pentágono estadounidense.

El edificio, que dispone de 40 ascensores y 45,000 terminales telefónicas, costó 640 millones de dólares (mdd), y al conocerse su existencia en otras zonas del país despertó muchas críticas de los ciudadanos chinos hacia el despilfarro de sus responsables políticos.

De récord mundial
El afán por grandes sedes es muestra sólo del furor del sector de la construcción en China, país que en este mismo mes inauguró el edificio con mayor superficie del mundo (un centro comercial de 1,76 millones de metros cuadrados en la ciudad interior de Chengdu) e inició las obras del rascacielos más alto del planeta.

En 2008, el exceso de tamaño, lujo y ostentación de los edificios gubernamentales en localidades casi desconocidas también fue motivo de muchos debate, cuando el terremoto de mayo de aquel año afectó a numerosas localidades del país, causando la muerte de cerca de 90,000 personas.

En algunos lugares afectadas por aquel sísmo, mientras se derrumbaron escuelas o edificios residenciales, varios edificios de gobiernos locales, construidos con mejores materiales, quedaron en pie y sufrieron escasos daños, lo que muchos criticaron como una muestra de que los políticos no se preocupaban por el pueblo.

Más allá del tabique
Xi Jinping, secretario del Partido Comunista de China desde noviembre de 2012 y presidente del país desde marzo de este año, prometió medidas de austeridad que comenzaron tímidamente a finales del año pasado, con una prohibición de grandes banquetes oficiales y otros actos "extravagantes".

Aquella prohibición ha tenido sus consecuencias: marcas de licores de lujo del país asiático o restaurantes de postín en las grandes ciudades se quejan de que a raíz de la prohibición han sufrido grandes pérdidas.

Incluso hubo rumores de que el supermercado que existe en el interior de Zhongnanhai, el recluido recinto del centro de Beijing, donde viven los máximos líderes comunistas, iba a cerrar su negocio, aunque éstos nunca fueron confirmados.

"El gobierno tiene que apretarse su propio cinturón, para que la gente viva cómodamente", analizaba hoy, en un artículo de la agencia oficial Xinhua, el experto Wang Yukai, de la Academia China de Gobernación.

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