En Sao Paulo claman por viviendas frente a estadio del Mundial
Para el club de futbol más popular de Sao Paulo, el Mundial trajo un nuevo hogar después de 100 años jugando en estadios alquilados. Cientos de personas dicen, sin embargo, que el torneo los dejó en la calle.
Esas personas están ocupando un terreno unos kilómetros al sur del Arena Corinthians, un estadio de casi 1,000 millones de reales (450 millones de dólares/ mdd) donde serán disputados seis partidos del mundial, entre ellos el choque inaugural el 12 de junio.
Cientos de personas invadieron un terreno y levantaron un campamento, que se multiplicó por 10 en apenas 10 días.
Allí unas 4,000 familias duermen en tiendas de plástico y cocinan al aire libre. Sus ocupantes piden que el Gobierno los incluya en un programa de viviendas para la población de bajos ingresos. Dicen también que el estadio, que fue financiado con dinero público, contribuyó a hacer subir todavía más los precios en su barrio de clase obrera.
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La presidenta Dilma Rousseff respondió la semana pasada, reuniéndose con los organizadores durante una visita al estadio y prometió ayudar.
Pero eso no frenó el explosivo crecimiento del campamento, ni impidió una ola de protestas que expuso las profundas preocupaciones sobre el impacto a largo plazo del Mundial en Brasil.
"Es absurdo que se gasten miles de millones de reales en un estadio ahí y aquí tienes a familias bajo lonas", dijo Guilherme Boulos, el líder del Movimiento de Trabajadores Sin Techo.
Regina, una anciana que agitaba un fajo de papeles quemados para alejar a los mosquitos de un área de arbustos recientemente despejada, clamó: "Ojalá no llegara a esto, pero no tenemos otra opción".
"Ellos quieren que pagues el doble de alquiler que pedían hace un par de años", agregó la mujer que cuida el lugar de su familia mientras su hijo trabaja y sus nietos están en la escuela.
En muchos asentamientos de la ciudad los organizadores pasan lista todos los días. Muchos aparecen sólo en ese momento, con la esperanza de ser considerados para los programas de viviendas del gobierno.
Por todas las serpenteantes filas de tiendas, las personas repetían las mismas quejas sobre los altos alquileres, historias corroboradas por información pública.
Muchos de los ocupantes del campamento son padres de clase trabajadora dispuestos a enfrentar las escuálidas condiciones para obligar al alcalde a destinar asistencia pública.
ESPECIAL: Brasil 2014
Además de brindarle al Corinthians un estadio con capacidad para 48,000 personas, el estadio supuestamente iba a ayudar a impulsar la urbanización de las áreas orientales de Sao Paulo, largamente ignoradas, como ocurrió en los Juegos Olímpicos del 2012 con el este de Londres.
Pero la inmensa inversión pública elevó las expectativas -y los alquileres-, sin que quede muy claro cómo brindar servicios públicos claves una vez que los hinchas extranjeros vuelvan a casa.
En todo Brasil, las ciudades sedes no repararon en gastos para el Mundial, pero cancelaron las obras de largo plazo que debían beneficiar a los ciudadanos normales y corrientes.
Las autoridades recortaron, cancelaron o pospusieron obras ferroviarias y corredores para autobuses, además de retrasar los planes de desarrollo de los alrededores de los nuevos estadios.
En Brasil, el único país en ganar cinco veces el Mundial, la gente es fanática del futbol. Y sin embargo el apoyo al torneo cayó a un 48% el mes pasado desde un 79% en el 2008, según la encuestadora Datafolha.
Violentas protestas durante la Copa Confederaciones del año pasado, considerada un ensayo para el Mundial, estremecieron al Gobierno, que teme una nueva erupción social en las próximas semanas.
Y las protestas por viviendas en Sao Paulo son parte de esa frustración más amplia.
Promesas
Las autoridades optaron por construir una nueva arena para el Mundial en Sao Paulo pese a contar ya con un estadio para 65,000 personas en el oeste de la ciudad.
La Arena Corinthians fue construido con la ayuda de incentivos fiscales y crédito subsidiado por el Estado.
Las autoridades prometieron que ayudaría a acelerar la urbanización en el barrio de Itaquera. El proyecto incluía un nuevo distrito empresarial, centros culturales, tribunales y otros servicios públicos. Pero nada de eso salió del papel.
Los gobiernos estatal y municipal destinaron casi 250 mdd en nuevas avenidas, pasos elevados y otras obras públicas para mejorar el acceso al nuevo estadio. Pero la única edificación pública en la zona es una universidad técnica que sirve de base de operaciones para la FIFA.
"Creo que en un período de al menos dos a tres años podemos instalar la mayoría de las otras edificaciones", dijo la vice alcalde Nadia Campeão en una entrevista. "No era posible avanzar mucho sin mejorar la accesibilidad y la circulación".
Sin embargo, el plan original también fue recortado y ahora la clínica de salud y el tribunal se construirán en otra parte, así como una comisaría y una estación de bomberos.
Una preocupación era el tráfico en el área cuando se jugarán partidos, así como el comportamiento de los bulliciosos aficionados del Corinthians.
El terreno público adyacente al estadio será utilizado para capacitación vocacional, un centro cultural y un museo infantil.
La promesa de 50.000 nuevos puestos de trabajo dependerá del reciclaje de una cantera en desuso detrás del estadio, que podría convertirse en un complejo de oficinas con nuevos incentivos públicos.
Déficil inmobiliario
Las obras públicas podrán ser lentas, pero el mercado inmobiliario no lo es.
Impulsados por el estadio, nuevas calles y las perspectivas de más obras, los alquileres casi se duplicaron en Itaquera en el año siguiente al anuncio de la construcción, según el centro de estudios económicos FIPE.
"No se pueden ni pagar las favelas en este lugar", dijo Maria Ivete dos Santos Dias, de 49 años. La mujer comentó que al llegar hace una década al barrio de Jardim Helian pagaba 50 reales mensuales de alquiler.
El año pasado, el alquiler se disparó de 200 a 350 reales, la mitad de lo que su hija gana trabajando en una cafetería mientras ella cuida a sus cuatro nietos. Por eso dejaron la casa de dos dormitorios que la familia compartía con otras tres personas y se fueron a vivir a una carpa.
Dias era parte de las primeras familias que ocuparon una zona que estuvo despoblada por décadas. Desde entonces, el campamento creció hasta ocupar la ladera de una colina y un bosque, a medida que otras personas iban desde los barrios vecinos.
El valor promedio de las propiedades en Sao Paulo se triplicó desde el 2008 debido a los estímulos del Gobierno y al mayor acceso al crédito de la población.
Décadas de inversión insuficiente dejaron a Sao Paulo con un déficit inmobiliario de más de 200,000 nuevas viviendas, pero las autoridades dicen que Itaquera no es el lugar para construirlas.
El este de la ciudad alberga a un tercio de la población total de Sao Paulo, pero tiene solo un sexto del empleo.