Nicaragua, Honduras y El Salvador acuerdan desarrollo del Golfo de Fonseca
Los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega; de Honduras, Juan Hernández; y de El Salvador, Salvador Sánchez Ceren, acordaron promover un plan de inversión y desarrollo en el Golfo de Fonseca, en el océano Pacífico, con ayuda internacional y el sector privado.
Los gobernantes emitieron una declaración al término de una reunión en Managua donde aprobaron "elaborar un plan maestro que contenga proyectos de inversión y desarrollo económico de carácter internacional" en áreas de infraestructura, turismo, agroindustria y energía renovable.
Entre las iniciativas a impulsar están la apertura de un ferry que transite entre los Puertos Corinto (Nicaragua) y La Unión (El Salvador) y un trasbordador de los puestos salvadoreños de La Unión y Potosí, ampliándose ambos hacia Amapala y San Lorenzo en Honduras.
Además se plantea crear una zona de libre comercio y turismo sostenible en esa región, según la declaración leída por el presidente Ortega.
Los tres gobernantes decidieron instruir a comisiones para gestionar ante organismos financieros multilaterales el apoyo económico para desarrollar los proyectos que beneficiarán a las poblaciones asentadas a la orilla de la bahía de 3,200 km2.
Los gobernantes exhortaron a los empresarios privados a participar en el desarrollo de los proyectos en cada país, según la declaración.
"Hemos dado un gran avance, después de la declaración, en el 2007, de convertir el Golfo en zona de paz, de desarrollo sostenible y de seguridad", dijo el presidente salvadoreño tras la reunión de cinco horas en la Casa de Los Pueblos (Centro de Convenciones del Gobierno).
El gobernante hondureño valoró, por su parte, que la iniciativa que promueven los tres países "es una enorme oportunidad de inversión" en la zona por su potencial turístico y como polo de desarrollo económico y social.
Los tres países comparten las aguas del Golfo, situado en el oeste de Centroamérica, pero sólo Nicaragua y El Salvador tienen salida al mar.
La bahía históricamente ha sido un lugar de tensiones políticas y conflictos entre pescadores y guardacostas de los tres países que se acusan mutuamente de incursiones ilegales en aguas jurisdiccionales del otro.