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Sede del Mundial de balonmano, un 'oasis' en el desierto de Qatar

FOTOGALERÍA: El moderno recinto está rodeado de amplias zonas de aparcamiento, ocupadas por cientos de obreros que dan los últimos retoques. Y más allá, gigantes extensiones de arena a perder de vista.
mié 14 enero 2015 12:36 PM
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La ceremonia y el partido de inauguración del Mundial 2015 de balonmano, que enfrentará el jueves a Qatar y a Brasil, se celebrará en el Lusail Multipurpose Hall (LMH), un pabellón ultramoderno construido para este torneo en medio del desierto.

A 15 kilómetros al norte de Doha, el espectáculo que ofrece el edificio de 300 millones de dólares) causa perplejidad.

El moderno recinto está rodeado de amplias zonas de aparcamiento, ocupadas por cientos de obreros que dan los últimos retoques. Y más allá, gigantes extensiones de arena a perder de vista.

Este pabellón con capacidad para 15,300 personas será el escenario del partido inaugural, pero también de las semifinales (30 de enero) y del partido por el tercer puesto y la final (1 de febrero).

La belleza del LMH, escaparate de las ambiciones de este pequeño emirato del Golfo, está en su tejado azul y blanco, adornado con toques dorados, que recuerda a los símbolos del país: la arena, la perla de nácar y el agua de sus playas.

En el momento álgido de la construcción del palacio de deportes, que inicialmente estaba previsto para una capacidad de 18,000 espectadores y que dispone de 1,500 aperturas para una ventilación mejor, se necesitaron 35 grúas para levantarlo de la nada.

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A partir del 1 de febrero, el pabellón será utilizado por las selecciones de básquetbol y vóleibol.

De ahora al 2019, el pabellón dejará de estar solo en el desierto, ya que forma parte del proyecto urbanístico más ambicioso hecho nunca hasta ahora por Qatar y uno de los mayores del mundo, con un costo estimado en 38,000 millones de euros.

El elemento faro de ese plan será el Iconic Stadium, de 86,250 plazas, que albergará la final del Mundial 2022 de futbol.

Al igual que los estadios del Mundial de futbol, la construcción del LMH ha suscitado polémica por las condiciones de trabajo de los obreros, como cuando el diario británico The Guardian publicó en noviembre que inmigrantes norcoreanos eran obligados a trabajar los siete días de la semana y con una comida como único salario.

Un responsable del comité de organización del Mundial de Balonmano, Thani al-Kuwari, declaró a la AFP que no se ha registrado ningún accidente mortal en una obra que empleó a 26,000 obreros, que acumularon más de 31 millones de horas para levantar el recinto.

Y para evitar que cualquier escándalo pueda ensombrecer la fiesta, agentes de seguridad están repartidos por todo el recinto para controlar a los cientos de obreros que aún trabajan en los últimos detalles de la obra.

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Obras públicas

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