La industria petrolera apuesta por los datos para mejorar su productividad
CIUDAD DE MÉXICO. Se espera que dentro de 15 o 20 años se alcance el pico de la demanda de petróleo en el mundo, por lo que es necesario extraerlo cuanto antes, explica Rafael Scott, socio de la consultora McKinsey. Sin embargo, con la inversión actual tomaría 225 años extraer todas las reservas del país, dice. Por eso, los expertos buscan la manera de hacer más eficiente la producción de petróleo a través de la innovación en la infraestructura y las herramientas para construirla.
Durante el conversatorio Tendencias de la manufactura en el sector del gas y petróleo, organizado por Sandvik Coromant México en Boca del Río, Veracruz, los participantes mostraron el potencial de los gemelos digitales (digital twins) y del internet de las cosas (IoT) para mejorar la eficiencia en la industria de gas y petróleo.
"El sector está en constante cambio, y ahora mucho más rápido que antes. ¿Cómo pasamos de sacar el petróleo en 225 años a hacerlo en 15 años? Es un reto muy interesante", señaló Ester Codina, directora de Sandvik Coromant México, empresa especializada en tecnología de corte de acero. La respuesta, según la directiva, es con los datos.
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Codina agregó que "tenemos un increíble número de áreas de desperdicios en la industria (…) La automatización, y toda la trazabilidad del flujo productivo genera cantidad de puntos de información o data points que nos pueden ayudar para ello".
Por ejemplo, mencionó que mientras en 1977 las exploraciones petroleras marinas se encontraban a 2,629 metros de profundidad, en 2007, se alcanzaron exploraciones a 7,000 metros, lo que implica mejorar la calidad y la seguridad de la infraestructura. Para ello, diseñaron una herramienta capaz de eliminar las vibraciones y arrojar información sobre éstas, así como sobre la temperatura, advierte Codina, que también pronostica que aumentará el uso de las impresoras 3D.
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Potenciar la productividad
Según las proyecciones de McKinsey, existe una presión por reducir los costos para extraer reservas cada vez más pequeñas, ya que que para 2035, "los proyectos que se desarrollen no pueden costar más de 60 dólares por barril", que es el precio que estiman para entonces, explica Scott. "La demanda va a seguir, solo que cada vez será menor. La pregunta es qué tan rápido va a caer".
Sin embargo, México cuenta con un punto a favor, advirtió Manuel Álvarez, socio de McKinsey, ya que el país "entra en la ecuación" de las perspectivas de crecimiento que existen: shale gas (a través de fracking) y extracción en aguas profundas.
"El reto es que van a tener que ser proyectos muy eficientes para que puedan competir (...) Esta es una industria digitalizada; a futuro toda esa información se va a tener que aprovechar de manera más eficiente para poder hacer mejores programas de perforación y mejorar la parte de ingeniería", añadió.
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Los sensores pueden contribuir a generar gemelos digitales que maximicen la duración y la eficiencia de las máquinas que se emplean, mostró Álvarez, que lo resume así: "Hay que pensar cómo se puede empezar a combinar toda la información que estoy recopilando para ganar en eficiencia y tomar mejores decisiones".