El negocio fallido
Como solución, Felipe Calderón anunció durante su cuarto informe de gobierno, que algunas prisiones federales serían construidas a través del esquema de Asociación Público Privada (APP), y que estas tendrían capacidad para 32,500 internos. Consistió en que empresas construyeran y llevaran la administración de los centros de reclusión social, mientras que el Estado se hacía cargo de la seguridad y custodia.
Las licitaciones se llevaron a cabo y resultaron ganadoras seis compañías: ICA, Homex, Tradeco, Prodemex, Arendal y GIA, o con contratos por 22 años. La propuesta esperaba tener resultados beneficiosos para ambas partes: en primer lugar, el gobierno reduciría la inversión a este sector (se estimó que el costo diario de cada interno bajaría de 690 pesos a 230), se mejorarían las condiciones de los penales y las empresas serían favorecidas con contratos por 4,000 millones de pesos por cada centro penitenciario.
Finalmente se construyeron siete penales, de los cuales la culminación de cinco llegó hasta el gobierno de Enrique Peña Nieto. Los resultados, mostraron que aunque se solucionó la sobrepoblación, debido a que se edificaron grandes centros con innovaciones y alta tecnología, los problemas continuaron.
Así fue el hackeo a las cuentas Apple, Elon Musk y Jeff Bezos en Twitter
“Las empresas donaron el lugar, el espacio físico en donde se construyeron estas prisiones, pero están edificadas en medio de la nada, en lugares poco accesibles para las familias, como el caso del Cefereso 16 de Morelos o de Ocampo; esto ha debilitado la visita de las familias porque les cuesta mucho dinero y tiempo; además esto afecta al personal”, dice María Sirvent de Documenta.
Y agrega: “Otra cuestión es que se construyeron grandes prisiones en donde lo que pasa es que está muy bonita, hay grandes tecnologías, pero hay necesidad de meter internos porque el gobierno le paga a la empresa haya personas privadas de la libertad o no, entonces la persona se vuelve como un negocio. Y el modelo que se implementa en la gran mayoría de las prisiones es muy violatorio de los derechos humanos, copiado de Estados Unidos, modelo de aislamiento donde los in ternos están 23 horas en su celda, una hora afuera, en un panóptico”.
Las empresas implicadas tampoco han mostrado grandes beneficios a sus negocios. Aunque los contratos son privados y las compañías no han dado información al respecto, la realidad ha mostrado que dos de los penales no lograron construirse por inconvenientes con el crimen organizado y dos de las empresas involucradas intentaron vender su participación.
Para Sirvent estos indicadores muestran que el esquema, manejado a nivel federal, y el tamaño de las prisiones no son la respuesta adecuada a los conflictos. Las prisiones no están hacinadas por el sistema penitenciario, sino por una falla en el sistema de justicia en general, y las APP no han funcionado por el trasfondo no adecuado en el que fueron concebidas.
Cazador de microbios, el robot que la NASA enviará a Marte
“La legislación de la obra pública es deficiente para promover la buena gobernanza en la materia. Por una parte, la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las Mismas (LOPSRM) se enfoca principalmente en los procesos de contratación/ adjudicación de las obras sin poner la atención deseable en la planeación, el monitoreo de la ejecución de las obras o su operación (para la cual no se establecen reglas en la Ley). En este sentido resalta que no se asegura la objetividad de los diagnósticos de infraestructura, es decir: existe la posibilidad de que se decida construir obras que no responden a necesidades reales”, indica el informe de Privatización del Sistema Penitenciario en México de Documenta.
Además, existe opacidad en el uso de recursos y responsabilidades de los funcionarios encargados de la construcción de infraestructura, dicta el informe.