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El reto de proveer al nuevo aeropuerto en Santa Lucía

Empresas como Holcim y Cruz Azul se sumaron al proyecto que debe ser construido en tiempo récord, en una labor que está siendo un desafío también para los proveedores.
mar 13 octubre 2020 05:00 AM
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Las compañías del sector de la construcción se sumaron al reto de construir un aeropuerto internacional en tiempo récord.

Andrés Manuel López Obrador pidió a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que construyera un nuevo aeropuerto en Santa Lucía bajo las siguientes premisas: ahorro, eficiencia y rapidez. Esto hizo aún más retador un proyecto que ya de origen presentaba grandes complejidades, al tratarse de una infraestructura que atenderá a millones de personas al año.

El general Gustavo Vallejo, quien encabeza el equipo constructor, aceptó el desafío. Para cumplirlo, ha tenido que desarrollar metodologías que permitan construir todas las fases de la obra de manera simultánea y contar con la mayor cantidad de proveedores posibles para garantizar el abastecimiento de la construcción.

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Tan solo en las pistas de aterrizaje, se necesitarán en total tres millones de metros cuadrados de concreto hidráulico, por lo que el gobierno mexicano recurrió a cinco de las empresas cementeras más grandes en el país: Cemex, Fortaleza, Moctezuma, Holcim y Cruz Azul.

La estrategia busca cumplir tres objetivos: no detener la obra en caso de dificultades con algún proveedor, garantizar precios bajos y acelerar la construcción del aeropuerto.

La obra planea ser inaugurada a inicios de 2022, por lo que la presión para las empresas productoras de materiales es igual de grande que para la Sedena. “Estamos trabajando al interior del campo militar, tenemos suministros simultáneos de cada insumo, y las obras avanzan sin contratiempos aún con afectaciones por concepto de lluvia, sobre todo”. dice Gustavo Vallejo, en entrevista con Obras y Expansión.

Pero este tipo de presión no es nueva para compañías como Holcim, quienes trabajan manera frecuente con grandes obras y conocen la urgencia de su realización. “Todas las obras de infraestructura tienen eso. Y tú puedes ganar muy lindo, pero detrás de ti tienes una presión enorme por avanzar. Nosotros estamos preparados. Tenemos experiencia y capacidad económica para alcanzar esa presión y dar lo que requiere el proyecto”, explica Francisco Javier Shwortshik, director comercial de Holcim México.

El directivo destaca que está de acuerdo con el esquema de contratar a varios competidores para suministrar el material, ya que genera un aporte más grande al desarrollo del país.

Para Cooperativa Cruz Azul, que actualmente se encuentra envuelta en conflictos relacionados con la salida de Guillermo Álvarez, director de la empresa durante 32 años —acusado de lavado de dinero—, cumplir con los pedidos no ha sido sencillo.

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Desde que se giró una orden de aprehensión en contra del exdirectivo, varios grupos de socios se han enfrentado para decidir quién tiene el control de la empresa. Mientras que las actividades administrativas las dirigen José Marín y Víctor Velázquez, quienes presiden de manera legal los Consejos de Administración y Vigilancia, las plantas productoras de Hidalgo y Oaxaca están operadas por más de 500 socios (la mayoría de la Cooperativa), encabezados por Federico Sarabia y Alberto López.

“Ese es el mecanismo que se tenía que seguir para poder dar cumplimiento a las obras del gobierno. Hasta antes que estos señores tomaran el control administrativo, todo fluía bien, todo se estaba dando como cosa muy normal y natural, como siempre lo hemos hecho en el funcionamiento de nuestras plantas y nuestra empresa. Pero a raíz de que ellos toman el control administrativo, se empiezan a obstaculizar estos convenios ya adquiridos con mucha anticipación”, afirma Alberto López.

Un aliado digital para la industria de la construcción

Además de Santa Lucía, Azul Concretos también provee material para la refinería de Dos Bocas y los proyectos del Istmo, para los que ha tenido dificultades de proveer material como fue acordado. En el caso de Santa Lucia, debe surtir 350,000 metros cúbicos, y hasta la fecha lo han logrado, pero teme que la situación cambie con los conflictos.

“El costo más grande es la imagen de la Cooperativa; la marca vale más que todos los activos. Eso es lo que a nosotros nos preocupa, que tengan la percepción de que Cruz Azul es una empresa que incumple sus compromisos”, agrega el socio de la compañía.

La Sedena se ha preparado para estas situaciones, ya que si una de sus fuentes de suministros se detiene, cuenta con el resto para proveer el faltante. De esta manera, se espera poder concluir el aeropuerto en tiempo récord para solucionar el problema de saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

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