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Línea 12 del metro: responsables de la obra desde 2007

Decenas de personas fueron testigos de las fallas que la ruta acumuló al pasar los años, pero esto no impidió que los errores se acumularan para finalmente derivar en una tragedia.
jue 06 mayo 2021 05:00 AM
Aspectos del metro de la línea 12, dónde reportaron un descarrilamiento del tren en Olivos
Derrumbe en la Línea 12 y los elementos en contra.

La Línea 12 del metro lleva casi 15 años sumida en la polémica. Las autoridades ya comenzaron los recorridos para determinar qué fue lo que sucedió este lunes, en el accidente que causó la muerte de 25 personas, y quiénes son los responsables del colapso de la trabe en la estación Olivos. El procedimiento después se turnará a GMX, la aseguradora, y DNV, la empresa internacional que realizará el peritaje.

Esta no es la primera vez que se analizará la obra y se señalarán culpas respecto a esta ruta en el Sistema de Transporte Colectivo (STC), ya que desde el inicio de su planeación se han dado a conocer problemas con la estructura.

En 2007, el gobierno de la Ciudad de México (entonces Distrito Federal), encabezado por Marcelo Ebrard, decidió emprender el proyecto como solución al transporte del sur y oriente de la metrópoli.

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El 27 de junio de ese año, se determinó el trazo de la ‘línea dorada’ por parte del STC, dirigido por Francisco Bojórquez Hernández. Posteriormente, se elaboró el proyecto ejecutivo por la empresa Consultoría Metropolitana de Ingeniería (Comisa), que contemplaba un proyecto totalmente subterráneo. Más tarde, las constructoras ganadoras del contrato desecharon esa idea.

La Dirección General de Obras, de la Secretaría de Obras y Servicios del DF con Jorge Arganiz a cargo —actual secretario de Comunicaciones y Transportes— lanzó la licitación el 21 de enero de 2008. El consorcio formado por Carso, ICA y Alstom resultó ganador, con una propuesta de 19,538 millones de pesos.

El Metro, a su vez, contrató a CAF para proveer el servicio de los trenes. Antes, inició estudios sobre qué tipo escoger y se eligió a los férreos por ser más económicos, a pesar de que la tecnología neumática era más segura, según indicaba uno de los análisis previos.

Por otro lado, el Proyecto Metro, creado para supervisar la obra y dirigido por Enrique Horcasitas, contrató a la UNAM, el IPN y las empresas Colinas del Buen y Geotec para realizar los estudios previos. Después, firmó con Ipisa, Lytsa, Iacsa, Eeisa y Coniisa para supervisar los trabajos de construcción.

En agosto de 2009, el organismo creó también un Consorcio Certificado, conformado por las firmas ILF, Tüv süd rail y Hamburg Consult.

Las obras empezaron y el 10 de agosto del 2012, dos meses antes de la inauguración, Francisco Bojórquez, dijo al gerente jurídico que en las pruebas se sentían bamboleos en los trenes y soldaduras por el desgaste ondulatorio prematuro.

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El STC presentó al Proyecto Metro una lista de 3,105 acciones que hasta junio de 2013 estaban pendientes y a cargo del consorcio constructor. Esta lista contemplaba trabajos faltantes o supuestamente mal ejecutados —según este análisis— y fue completada con información enviada por las áreas de Gerencia de Instalaciones Fijas, Gerencia de Obras y Mantenimiento, Dirección de Transportación y Dirección de Mantenimiento de Material Rodante.

Las supervisoras Lytsa y Coniisa coincidieron con esta evaluación. El consorcio rechazó las críticas y negó la existencia de trabajos faltantes o mal ejecutados.

El 30 de octubre del mismo año, el consorcio entregó a Proyecto Metro la obra, luego de que las certificadoras determinaran que era segura. El mismo día, el organismo pasó la Línea 12 a la responsabilidad del STC para su operación.

A partir del 1 de noviembre de 2012 y hasta el 31 de octubre de 2013, el consorcio quedó a cargo del mantenimiento y avanzó en la reparación y corrección de 3,100 pendientes. En este tiempo, la STC operó la línea y dio el seguimiento operativo establecido en los manuales. Para entonces, el gobierno de la Ciudad de México había cambiado de administración y la responsabilidad pasó a manos de Miguel Ángel Mancera.

Las acciones de mantenimiento estuvieron supervisadas por Coniisa, que emitió tres reportes el 31 de diciembre de 2013 y afirmó que el 18.89% de las acciones que se debían ejecutar no se habían realizado.

En noviembre de 2013, ILF Consulting Engineers, parte del consorcio certificador, señaló que faltaba mantenimiento correctivo y preventivo del sistema de vías, que ya presentaban desgaste en las ruedas de algunos trenes.A su diagnóstico se sumaron Proyecto Metro y Systra, una empresa contratada por el gobierno del Distrito Federal. Un año después, se suspendió la operación por petición del STC, dirigido por Joel Ortega.

Las empresas ICA, Carso y Alstom realizaron los arreglos, ya que el mantenimiento estaba a su cargo. Un año después se reinauguró toda la Línea 12. También se actualizó el Manual de Mantenimiento, ahora contemplando el desgaste ondulatorio en las vías.

En 2017, durante el terremoto del 19 de septiembre, se volvieron a hacer visibles varios daños. Carso, Colinas del Buen y Systra financiaron las reparaciones por su cuenta, con un costo de 15 millones de pesos. Las reparaciones se realizaron bajo la supervisión de Jorge Gaviño Ambriz en la STC, quien dio luz verde a la puesta en marcha y dijo que los refuerzos quedaban "sobrados" y con la aprobación del gobierno de Miguel Ángel Mancera.

El problema parecía haber terminado ahí, pero en 2019, vecinos de la zona mostraron en fotografías que las trabes estaban dobladas. El actual gobierno de la ciudad, liderado por Claudia Sheinbaum, no llevó a cabo una rehabilitación profunda, y el presupuesto de la CDMX destinado al metro se mostró reducido desde 2018. Florencia Serranía, la directora actual del STC, también está en el centro de las críticas, pero ha dicho que no renunciará.

En toda esta cadena de instituciones, empresas, acusaciones cruzadas y decenas de análisis y estudios, una frase resuena ahora entre los vecinos del lugar: "Era una tragedia anunciada".

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