Los tramos 6 y 7 del Tren Maya fueron autorizados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) desde finales de septiembre. Además de ser los más caros con un costo estimado en 124,286 millones de pesos, de acuerdo a Fonatur, son los más complejos por el tipo de terreno que atraviesa, por lo que el gobierno declaró que su construcción la llevará a cabo la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Los tramos 6 y 7 del Tren Maya: estos son los impactos al medioambiente
La MIA menciona desde el debilitamiento del suelo hasta afectaciones en los cuerpos temporales de agua.
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Los documentos entregados por el organismo a cargo para evaluar su viabilidad ambiental y social, detallan su afectación a la selva, la emisión de gases de efecto invernadero y fragilidad del suelo. También se mencionan las medidas de mitigación que van desde mantener la cobertura arbórea hasta la reubicación de las especies.
Tramo 6
Dentro de los factores y subfactores de impacto ambiental del tramo, de longitud de 250.8 kilómetros que se encuentran entre las ciudades de Tulum y Chetumal, se identificaron afectaciones a la selva por el paso de derecho de vía y obras, de las cuales 1,459.05 hectáreas son consideradas como terrenos forestales para cambio de uso de suelo.
Otras afectaciones de este tramo son el aumento de gases de efecto invernadero, disminución de la calidad del agua superficial, y de la subterránea, ya que, se asocia con la generación y manejo de residuos.
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También se menciona el de las aguas residuales. Dentro del archivo de la Subsecretaría de Regulación Ambiental, se menciona que si se realiza un mal manejo de éstas, se puede generar contaminación del agua, colapso y/o cambio estructural en cenotes o cavernas, provocando fragilidad en el suelo, fragmentación, modificación y pérdida de hábitat.
En este aspecto las modificaciones serán ocasionadas por las vías férreas, estaciones, así como toda la infraestructura vehicular.
Las soluciones
Fonatur propone que se regule el establecimiento de los proyectos ecoturísticos, así como los usos de suelo para que sean compatibles con la zona, además de cuidar los servicios básicos que no pongan en riesgo la biodiversidad.
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En cuanto a la protección de los ecosistemas, se mantendrá el 100% de la cobertura arbórea en la cual se espera que al menos el 50% de la vegetación secundaria alcance su máximo desarrollo.
También se estará regulando la extracción de materiales pétreos, así como los usos de suelo compatibles que no pongan en riesgo la calidad del acuífero. Los ecosistemas se encontrarán protegidos mediante esquemas de manejo integral de los hábitats que se sistematizan en el Programa de Vigilancia Ambiental del proyecto, dijo Fonatur.
Tramo 7
En el caso del Tramo 7, que consta de 256.7 kilómetros y que va de Bacalar a Escárcega, las afectaciones abarcan desde la modificación del relieve por acciones de despalme y movimientos de tierra hasta impacto relacionado al agua y, al igual que el Tramo 6, las afectaciones de las características fisicoquímicas de cuerpos temporales de agua superficial, provocados por generación, manejo, almacenamiento y disposición inadecuados de residuos sólidos y líquidos. Así como la alteración del flujo subterráneo.
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En cuanto al impacto en el área de la flora, este tramo afectará a la pérdida de la cobertura vegetal por cambio de uso de suelo. La afectación también se verá reflejada en la fauna silvestre por la operación del tren.
Las soluciones
Dentro de las soluciones se encuentra un programa de ahuyentamiento, rescate y reubicación para la fauna silvestre, en el cual se busca salvaguardar la integridad física de todos los animales. Esta estrategia consiste en enlistar las especies más vulnerables, dar los cuidados en el rescate y reubicación, así como las características del sitio en que se vayan a trasplantar deben ser similares.
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