Los cierres en las carreteras, ya sea por obras, accidentes o protestas sociales, son un fenómeno conocido por casi todos los automovilistas del país. La desesperación de pasar más tiempo de lo esperado sentado dentro de un vehículo y de llegar tarde a las actividades programadas es la consecuencia más cercana a los usuarios, pero no la única.
¿Cuánto dinero se pierde con los cierres carreteros?
Detrás de estas grandes pausas en las vías de comunicación, como la ocurrida este 26, 27 y 28 de junio en la carretera Texcoco-Lechería que duró casi 70 horas por un accidente, tienen también efectos económicos tanto para los dueños de los autos como para el gobierno y las concesionarias de las carreteras.
De acuerdo a análisis realizados de bloqueos en México, el tiempo perdido traducido a dinero y el problemas de logística por el transporte de carga inmovilizado, son las principales fugas de recursos.
A inicios de junio, ex mineros cerraron en Sonora durante cuatro días el tramo que va de Ímuris a Cananea, lo que afectó de manera directa a la producción de empresas como Ford y otras maquilas. De acuerdo al Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación, las pérdidas económicas se calculan en 19.2 millones de dólares de ventas, ya que se dejaron de producir 711 vehículos.
En febrero de 2023, en San Luis Potosí se cerró la carretera 57 por más de 24 horas. La Alianza Mexicana de Organización de Transportistas dijo que se quedaron 1,500 camiones varados, lo que causó daños por 300 millones de pesos.
En 2022, un bloqueo carretero de más de siete días en la carretera Kantunilkín-Chiquilá en Quintana Roo por parte de comuneros por un adeudo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) impidió que llegaran insumos a las zonas turísticas del sureste del país. El alcalde de Holbox, uno de los principales lugares afectados, dijo entonces que se calculaban pérdidas de hasta 40 millones de pesos diarios por el tránsito detenido.
Otro fenómeno que causa dinero perdido, pero a Capufe (Caminos y Puentes Federales) y a las empresas que administran las carreteras es el “huachicoleo” de casetas, es decir, cuando las personas no permiten que se cobre de manera regular. En 2019, antes de la pandemia, se registraron 6,049 tomas, lo que significó un daño económico de 3,239.5 millones de pesos de acuerdo a la Dirección General de Análisis Legislativo del Senado de la República.
La reducción de carriles por obras también cobra factura, pero principalmente a los usuarios de las autopistas y al medio ambiente por el consumo del combustible. En un día, el incremento de consumo de combustible de todos los vehículos que transitan por una carretera disminuida es de 4,790.88 litros por día, es decir, 199.62 litros por hora.
De manera individual, los vehículos tipo A (vehículos de carga) gastan 0.4 litros más por cada litro gastado normalmente, los B (autobuses) 0.14 más, en C2 (de carga) es 0.11 más, el C3 (de carga) 0.13 más, los T3-S2 fue de 0.17 más, los T3-S3 (tráiler) de 0.23 más y los T3-S2-R4 (tráiler doble remolque) 0.28 más.