En sus nuevas oficinas, el joven de 26 años encontró un espacio donde se siente cómodo y seguro respecto al COVID-19. También puede tener contacto con sus compañeros de trabajo, algo que echó de menos durante el año de confinamiento.
Este regreso a las oficinas ha representado un alivio para un sector que se vio duramente afectado durante 2020 por la pandemia. Las cifras son contundentes: al cuarto trimestre del año pasado, se registraron 1.38 millones de metros cuadrados desocupados en la Ciudad de México, lo que representa el 18.6% de los 7.44 millones disponibles de tipo A y A+ en la capital, indican cifras de Newmark.
Sin embargo, la empresa de servicios inmobiliarios Cushman & Wakefield recuerda que esta situación de sobreoferta ya venía desde antes de marzo de 2020, en particular en la Ciudad de México, donde existían cerca de 1 millón de metros cuadrados disponibles, es decir, el 16% del inventario total.
Este 2021, la situación no es diferente. Se contabilizan 1.37 millones de metros cuadrados disponibles de los 6.8 millones de clase A. El 20% de todas las oficinas de la capital del país están vacías.
La situación es similar en otras grandes ciudades como Monterrey, en donde hay una tasa de disponibilidad del 14.2%. En Guadalajara el panorama es más grave aún, pues de los 800,000 metros cuadrados de clase A, hay 200,000 vacíos, el 25%.
El motivo más evidente detrás de este agravamiento en la sobreoferta es la contracción en la necesidad de oficinas, pero las empresas no se quedaron de brazos cruzados. La industria buscó otro tipo de esquemas y opciones para ocupar los espacios en los que no se podían cancelar los contratos.
Una de ellas es el subarrendamiento: rentar las oficinas para así reducir los costos operativos. En el caso de la Ciudad de México, de los 1.37 millones de metros cuadrados de clase A disponibles, 294,700, el 21.44%, son espacios ofertados en esta modalidad.
Por todo ello, el panorama no es malo para todo el mundo. “Se vuelve más aguda la sobreoferta, lo que trae oportunidades al usuario corporativo para poder salir al mercado a buscar una mejoría en sus condiciones y en la calidad del edificio”, considera Federico Alcocer, vicepresidente ejecutivo de Cushman & Wakefield. Actualmente, los usuarios tienen nuevos intereses al escoger un lugar de trabajo —agrega—, como que los edificios sean ecológicos o que cuenten con la certificación LEED en materia de sostenibilidad y diseño ambiental.