Rara vez un modelo de renta de oficinas llega a llamar tanto la atención como lo hizo el coworking (espacio laboral que comparten varias empresas y usuarios) con WeWork, una empresa que rápidamente llegó a la cima y que en 2019, nueve años después de su fundación llegó a valer 47,000 millones de dólares.
¿Cómo se encuentra el coworking en México?
Las imágenes de trabajadores compartiendo una cerveza en el almuerzo de los viernes o trabajando desde cómodos sillones mientras hacían networking con personas de otras compañías se convirtieron en la meta, pero este 2023, después de que la empresa se declaró en bancarrota en Estados Unidos y Canadá, se empezó a ver al modelo con recelo.
Sin embargo, de acuerdo a expertos, el caso de la compañía fue aislado y después de la pandemia el coworking tomó otro enfoque que lo está haciendo crecer.
Isaac Carreón, socio fundador de la Amxco (Asociación Mexicana de Coworkings y Espacios Flexibles), dice que en México hay alrededor de 150,000 metros cuadrados de oficinas, con mayor presencia en la capital del país en donde en general hay 75% de ocupación. En otras ciudades como Monterrey, Guadalajara, Querétaro y en algunas del Bajío hay tasas de hasta 100%.
“En la pandemia se creó la oportunidad para que nuevos perfiles de clientes voltearan a ver la industria. Anteriormente las empresas concentraban una cantidad de metros cuadrados en el esquema tradicional que tuvieron que mantener en contrato pero sin ocupar. Cuando terminaron buscaron opciones más flexibles”, apunta Carreón. Fue entonces cuando este tipo de espacios corporativos se volvió más atractivo.
El directivo agrega que el coworking da la opción de que empresas que tienen 50 empleados, por ejemplo, contraten escritorios solamente para 30% de las personas para el equipo que necesite asistir presencialmente o para los colaboradores ocasionales.
Las empresas sí han aprovechado el formato y grandes jugadores como bancos o hasta la cadena de cine Cinépolis se han sumado, lo que ha incentivado a las empresas que las operan.
“Comunal se encuentra en el momento de mayor estabilidad del que ha gozado y ha sido una empresa que ha crecido muy sosteniblemente y con mucha estabilidad, hoy goza de la mayor estabilidad que ha tenido. Estamos por inaugurar mañana nuestro local número 17, que es el tercero en la Ciudad de México”, dice Ramón García Quintana, Country Head de Comunal, empresa mexicana de coworking.
Agrega que a noviembre de 2023 también cuentan con la mayor tasa de ocupación que han experimentado, con un promedio de 90% en todas las sedes. El crecimiento también llegó después del confinamiento.
“Tras la pandemia hicimos un rebalanceo y convertimos nuestro negocio a uno que llamamos Asset Light, que significa que estamos en asociaciones, entre comillas, con los propietarios de los edificios. Es decir, los hacemos partícipes de los beneficios, lo que hace que se reduzca hasta en 100% la carga o el pasivo”, comenta el directivo. Lo que hace que los gastos de expansión sean menores y puedan crecer a un ritmo más rápido, pero con menos riesgo, lo contrario a lo que hizo WeWork.
A futuro, Ramón García Quintana vislumbra crecimiento para su empresa y para las del resto de la industria, ya que además de estabilizarse el alquiler de oficinas y de las empresas adaptarse a esquemas flexibles, ve una ventana de oportunidad. “Del universo de metros cuadrados de oficinas de México sólo se destinan alrededor de 2.5% de espacios al coworking, mientras que en otros países la cifra llega hasta 12%”, puntualiza.
¿Por qué WeWork falló?
Para Isaac Carreón, el problema de la empresa estadounidense no fue el modelo de negocio, sino el de crecimiento. “WeWork tenía una manera de comercializar muy agresiva, dando muchos descuentos, precios muy bajos. Y creas un mercado acostumbrado a estos descuentos y condiciones que no son negocios. Por lo que se crea una burbuja de crecer en metros cuadrados y miembros, sin utilidad (...) conforme iba creciendo, tenía más costos operativos y corporativos que se acumukaban”.
Es decir, los clientes le generaban a la empresa más gastos que ganancias, por lo que después ya no pudo sostener un negocio sano.
No obstante, la declaración de bancarrota no se traduce en un cierre del negocio. El experto de Amxco dice que se trata de una estrategia de negociación para negociar con los proveedores y acreedores para mejorar las deudas.
“Yo no creo que WeWork desaparezca, ni mucho menos que veamos que la empresa cierre. En su decisión en México y Latinoamérica no hay ningún problema u seguirá operando en general. El riesgo, para las otras sedes, es reputacional”, explica.
Ramón García agrega que el caso es aislado y que el resto del sector se encuentra sano. Considera que para que continúe prosperando las empresas deben adaptarse a las necesidades del mercado, entre las que se incluye subir a los clientes al negocio y ahcerlos partícipes en utilidades a cambio de alquileres fijos .