Este cambio de paradigma reconoce a las ciudades como sistemas vivos que responden a las necesidades de las comunidades que las componen y es un punto de vista fundamental para cumplir con los cinco objetivos del PNV.
Ahora bien, aún cuando cada uno de los objetivos del PNV concentra estrategias para integrar los intereses federales con los locales, como líder de la única Cámara enfocada en el desarrollo de la vivienda en México, considero que uno de los desafíos más importantes en los años por venir es hacer realidad el quinto objetivo: “Establecer un modelo de ordenamiento territorial y gestión del suelo que considere la vivienda adecuada como elemento central de planeación del territorio”.
Esto implicaría dotar a los 2,457 municipios de México con un Plan de Desarrollo Urbano (PDU), con particular énfasis en los polos de desarrollo y prosperidad que concentran las fuerzas productivas, políticas y culturales.
Aunque la solución es multifactorial, los planes de desarrollo urbano han probado ser el instrumento más adecuado para articular las políticas federales, estatales y municipales, así como para sentar las bases, atender los retos y aprovechar las oportunidades que el desarrollo urbano conlleva.
Sirven, asimismo, como el instrumento rector del ordenamiento territorial –a corto, mediano y largo plazo– al reconocer las diferentes necesidades de las comunidades que componen cada ciudad.
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