Mientras unos nos preguntamos si llegaremos a cumplir de panzazo o no, otros critican que 35% es un compromiso tan mediocre como el estudiante que se compromete a no reprobar y saca 6. Igual cumplió, ¿no? Mientras tanto, en el mismo salón de clase está Dinamarca, que sin tener la capacidad solar de México, aprovecha otros recursos y hasta el año pasado, el 49% de su energía era eólica y planea alcanzar el 100% en 2050.
Uno de los grandes “peros” que he escuchado es que este tipo de energía es intermitente, es decir, que tenemos sol durante el día, pero no durante la noche, que en invierno la producción de energía solar disminuye, que se roban los paneles y que, si bien los sistemas de almacenamiento de energía existen, no están muy desarrollados. Desde mi perspectiva, el problema es que más bien no se conocen.
El poder del IoT
Hoy en día existen tecnologías, específicamente de Internet of Things (IoT) que obtienen y convierten datos en tiempo real en información útil para convertir y administrar de manera inteligente la energía. Por ejemplo, existen baterías inteligentes que ayudan a garantizar un suministro de energía constante, almacenando el exceso y liberándolo en los momentos necesarios, por ejemplo, en invierno.
El ejemplo anterior puede aplicarse para cualquier instalación privada que tenga su propio sistema, como casas que durante la noche necesitan iluminación, pero también existen soluciones para proyectos grandes. Hoy ya existen drones con software de aprendizaje automático para inspeccionar granjas de energía solar de una manera más eficaz y segura.
Este método además permite analizar datos en tiempo real para buscar alguna anomalía en los paneles e identificar de qué tipo es, específicamente en dónde está esa falla y tomar decisiones de una manera más rápida y eficiente.
De igual forma, los operadores de parques eólicos utilizan dispositivos IoT para inspeccionar las palas -las que parecen hélices- de las turbinas en busca de daños, analizan los datos en tiempo real y procesan las imágenes para optimizar la posición de las turbinas a medida que cambian las condiciones del viento.
El IoT es el secreto detrás de los avances recientes en el desarrollo energético, el cual requiere hardware, software, analítica de datos, nube, edge computing, y sistemas de seguridad cibernética. Todo esto permite predecir los patrones de uso de energía para administrarla de manera inteligente y que se lleve a lugares en donde más se necesita y en el tiempo correcto, incluso en momentos de alta fluctuación. Y esto puede aplicarse tanto en una casa, en un edificio corporativo, o en una granja solar que brinda servicios públicos a ciudades cercanas.