Casa O'Gorman, una serie de precariedades constructivas
En 1929, Juan O'Gorman (DF, 1905-1982), con apenas 24 años y todavía sin título de arquitecto, construyó una casa en el barrio de San Ángel (Ciudad de México), el primer edificio funcional en América Latina, un estilo arquitectónico cuyo principio es lograr el máximo de eficiencia con el mínimo de recursos y esfuerzo. "Apliqué para ese propósito, más ingeniería que arquitectura", diría el propio O’Gorman en sus memorias.
El artista nunca habitó esa casa. La rentó a particulares hasta 1942, cuando su hermano menor, Tomás, llegó a vivir ahí. En 1965 fue vendida a la familia Borissof, que la habitó hasta 2011.
En 2010, la casa se presentó al Conaculta como proyecto de adquisición, según Montserrat Sánchez, quien ya dirige la Casa Juan O'Gorman. La compra se concretó en marzo de 2011, en 11 mdp. En la restauración, concluida recientemente, se invirtieron 5.5 mdp.
La casa fue planeada con tres recámaras, dos baños, estancia, cocina, cuarto de servicio con baño, garaje y terraza cubierta en la planta baja. En el diseño original había una escalera volada que daba acceso a un estudio en la planta alta, pero fue destruida antes de los años 60. La espacialidad de la casa será la misma, pero se adecuará como galería.
Para una buena ventilación y un clima templado, O'Gorman decidió que las ventanas se orientaran al sur y al este. "Esas orientaciones son las ideales para el Distrito Federal, porque al sur no entran los rayos solares durante el verano, pero sí en el invierno. En las mañanas, temprano, siempre hace frío en México, hay que tener la orientación al Este para recibir el calor de los rayos solares durante todos los días del año", explica en su autobiografía.
Realizada la compra del recinto, un equipo de especialistas del INBA y la UNAM se reunió en abril de 2012 para evaluar la restauración. Al frente del proyecto quedó el arquitecto Víctor Jiménez, quien ya en 1995 se había encargado de la restauración de la Casa Estudio Diego Rivera, separada de la casa funcional sólo por una valla de cactus.
Jiménez invitó al director de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, Jorge Tamés, a participar en el proyecto. A ellos se unió el asesor especializado del INAH, Xavier Cortés Rocha, tres profesores de arquitectura de la UNAM y cinco estudiantes que fungieron como dibujantes.
La audacia de la casa es ese espacio hacia la calle con tres columnas al frente sosteniendo el cubo del primer piso, sin muro y con sólo tres superficies de cristal en la planta alta. "Hablamos de un arquitecto que tenía dos años de haber salido de la escuela, y ya estaba diseñando una arquitectura que no se hacía en América Latina".
Víctor Jiménez relata que la obra se complicó porque en 1929 O'Gorman usó los materiales estrictamente necesarios, como concreto armado, varillas muy delgadas y cemento, que no tenían las propiedades de resistencia que tienen hoy.
El sistema de construcción de concreto armado fue algo nunca antes empleado en una casa habitación; no se tenía conocimiento claro de cómo hacerlo de manera eficiente, explica Jiménez: "Nos fuimos de espaldas al ver situaciones con una precariedad estructural sorprendentes".
Los problemas no sólo estaban en el uso de "varillitas usadas", dice, sino en el concreto mismo. "A la hora de estarlo desbastando, resistió muy poco y se estrellaba más de lo que haría un concreto moderno".
Por eso, cuando se reestructuraron los muros y castillos, se cambió el grosor de la varilla de 3/8 de pulgada (95 mm) a media pulgada (1.27 cm), y en la cimentación se usó de 5/8 de pulgada (1.59 cm).
En 1929, no sabían armar castillos, explica Jiménez: "Hay castillos donde (absolutamente) todos los estribos están en la parte más baja, y la parte de arriba de las varillas está 'pelona'. No los sabían amarrar, entonces, al echar el bote de mezcla, las piedras que traía arrastraban los estribos hacia abajo, eso es peligrosísimo".
Antigua Casa Juan O'Gorman. Fotos: Cortesía Casa Juan O'Gorman
La arquitecta Virginia Arroyo, directora general de la constructora Sackbé, a cargo de la obra, también toca el tema: "Tú encuentras varillas de esa época casi redondas, el corrugado en las varillas no existía, el concepto de varillas con diferentes medidas como la de media pulgada o una pulgada, no existía en esa época".
Las precariedades estructurales fueron reparadas con acero nuevo y concreto reforzado. A los tres pilares que sostienen la obra se les quitó el recubrimiento de concreto hasta llegar a las varillas, para hacerles un refuerzo con un 'corset' de acero.
Durante el tiempo que trabajaron, la casa perdió todo apoyo y se tuvo que poner un apuntalamiento completo con andamios de acero. La casa quedó completamente en el aire. Uno de esos días en que estaba 'flotando' ocurrió un sismo, dice el director de la Facultad de Arquitectura: "¿Te imaginas? La casa con total carencia de sus apoyos de concreto armado, sólo apuntalada con andamios, resistió".
No se está hablando de una obra estándar, "hay un trabajo artesanal, no se puede considerar dentro de los estándares de una producción en serie", asegura Tamés.
Víctor Jiménez dice que usaron cemento grout marca Sika, el mismo que usaron en 1995 en la casa de Diego y Frida. El grout "tiene la consistencia de un atole, pero más líquido, mucha mejor adherencia, y llena huecos de hasta dos milímetros. Fue la mejor manera para recubrir el encamisado de acero en las columnas".
Fachada Oriente, Casa Juan O'Gorman.
Para el fraguado y el endurecimiento de los cimientos y los colados en la zona de la cocina se usaron acelerantes.
La reestructuración en la cocina incluye columnas, placas de acero, muros de concreto. A los muros del cuarto de servicio, atrás de la escalera, "ahora les pusimos muros de concreto", precisa Jiménez.
Para reconstruir la escalera helicoidal, Jiménez usó planos de O'Gorman y algunas fotografías de las que dedujo el trazo.