Japón recupera la arquitectura del gran teatro kabuki
Tras su reconstrucción, el teatro Kabukiza, templo del tradicional arte kabuki, abrirá nuevamente sus puertas en abril, con la promesa de dar un espectáculo aún más grandioso.
El inmueble dejó caer el telón y cerró sus puertas hace tres años. Después de permanecer escondido detrás de barricadas blancas durante los largos meses de construcción, volvió a mostrarse hace unas semanas, con contornos casi idénticos pero aún más majestuosos.
El nuevo recinto, modernizado para valorizar el espectáculo y adaptarlo a las normas antisísmicas más recientes, está dividido en dos edificios.
El primero reproduce la estética del antiguo Kabukiza, destruido en 2010, el cual destaca por su arquitectura inspirada en los castillos medievales y templos japoneses con faroles rojos.
Su forma evolucionó muy poco desde la primera construcción, en 1889, a pesar de haber sido destruido varias veces por incendios, el gran sismo de 1923 y los bombardeos norteamericanos ocurridos al final de la Segunda Guerra Mundial.
Fotografía: Yoshikazu Tsuno/AFP
El segundo edificio es un moderno rascacielos de 29 pisos (143 metros) situado detrás del teatro y donde habrá restaurantes, comercios y oficinas.
Contrariamente a lo que temían algunos, el inmueble moderno pasa casi desapercibido en medio del paisaje de torres vecinas y no arruina en absoluto el aspecto del Kabukiza, venerado por los japoneses.
Mientras que el antiguo recinto, inaugurado en 1951, sufría de una acústica mediocre, que perjudicaba al espectáculo, la nueva sala engrandecerá el esplendor del extravagante teatro.
En una inmensa sala que impresiona por su altura y su color naranja, el nuevo teatro podrá acoger a cerca de 2,000 espectadores, en tres niveles.
Fotografía: Yoshikazu Tsuno/AFP
El edificio está reservado únicamente a las representaciones de kabuki, una forma multisecular y polifacética de teatro, donde todos los roles son interpretados por hombres de distintas edades y donde la ruidosa extravagancia cede el paso a la lentitud silenciosa.
El público regular del antiguo inmueble, el cuarto del mismo nombre, encontrará todos los elementos que daban fuerza al anterior, y los profanos descubrirán un arte más accesible y explosivo.
Esta vez, el lugar dispone de ascensores y escaleras mecánicas, además de que ofrecerá a los visitantes una selección de comida tradicional japonesa. Además, junto a una tienda de souvenirs habrá una galería que presentará el universo del kabuki, un teatro que se renueva constantemente a través de generaciones.