La frescura de los niños abre los ojos a los arquitectos
Los arquitectos deberían retomar en la práctica profesional la esencia "lúdica y existencial" de los niños, considera el arquitecto Luis Gutiérrez Brezmes, quien imparte un taller de verano para 'los pequeños' en la Universidad Iberoamericana (UIA).
Asegura que la naturalidad y frescura propia de esa edad detona cuestionamientos que los adultos que se dedican a esta profesión han dado por sentado o han olvidado hacerse.
En entrevista con Obras, el docente de esta universidad opina que los niños tienen mucho que decir a los arquitectos, pues cuentan con experiencia, debido a que todos han habitado o convivido con inmuebles.
Gutiérrez Brezmes explica que es precios hacer que los niños piensen en aspectos de esta disciplina que ya están en su experiencia, como la temperatura, la iluminación, el espacio y el confort.
Es preciso que sean consciente del impacto social y ambiental que pueden tener las decisiones arquitectónicas que tomamos, indica el especialista.
María Ballesteros, coordinadora del curso de la UIA, puntualiza que es importante sensibilizarlos de las necesidades arquitectónicas y urbanas básicas, ya que pueden ser futuros arquitectos y diseñadores.
Cortesía Universidad Iberoamericana
El taller 'Arquitectura para niños', actualmente en curso, pretende generar en niños de 6 a 12 años una visión integral, de accesibilidad y de sustentabilidad, y la concepción del espacio para incorporarla a la comunidad en la que se desenvuelvan.
Esto, para que "cada vez tengan más elementos para saber qué más pedir de esta disciplina; se busca que se vuelvan sensibles y no nada más usuarios pasivos de este entorno material", dice Gutiérrez Brezmes.
La segunda generación aprende sobre los distintos ecosistemas en los que se presenta la arquitectura y los retos que representa. Por ello, uno de los tópicos principales es la biomímesis, para conocer las estrategias de la naturaleza aplicadas al diseño.
Asimismo, como el diseño va de la mano con la arquitectura, se aborda el tema de la reutilización de los materiales, como los utilizados en maquetas pasadas de los alumnos de licenciatura y PET recolectado, puntualizó la coordinadora.
En 2012, la primera generación creó la ciudad de sus sueños, donde los alumnos aprendieron a ubicar áreas verdes, fábricas, rampas para discapacitados, a trabajar en equipo.