La Casa del Campesino, cuatro siglos después

La Casa del Campesino, localizada en Abasolo y Mina, en el barrio antiguo de Monterrey, es el edificio civil más antiguo de la ciudad.
La Casa del Campesino - (Foto: Cortes�a Ferm�n Tellez )

La Casa del Campesino, localizada en Abasolo y Mina, en el barrio antiguo de Monterrey, es el edificio civil más antiguo de la ciudad.

"Es el objeto arquitectónico civil más remoto que podemos documentar en Monterrey. Existió al menos antes de 1717, perteneció a Santiago Barrera, quien lo vendió a Nicolás de Vandale, Teniente de Gobernador, según los archivos históricos de Monterrey", explica a Obras Armando Flores, investigador de la Facultad de Arquitectura, en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

Durante cuatro siglos ha servido como casa de algunos gobernadores del Nuevo Reino de León, hospital para pobres, hospicio, colegio, y hasta refugio durante la gran inundación de 1909.

En 1932, por órdenes del general Lázaro Cárdenas, entonces presidente de México, se confiscó el inmueble y se le otorgó a la liga de comunidades agrarias, convirtiéndose en la Casa del Campesino.

Fotografía: Lourdes Flores

Desde noviembre de 1993 resguarda al Museo Estatal de Culturas Populares y comparte el inmueble con la Confederación Nacional Campesina. No obstante, su estado era ruinoso, explica Benjamín Valdez, director del Museo del Obispado.

"La esquina sur poniente de la casa, la más antigua, fue construida en el siglo XVIII y estaba totalmente colapsada, tanto que no se podía ingresar al inmueble", dice Valdez.

En 2007, con motivo del Foro Universal de Culturas, se hizo un proyecto completo de recuperación. Sin embargo, a partir de ese año el barrio se transformó por la indiscriminada entrega de licencias para bares y centros nocturnos, convirtiendo las calles empedradas en zonas intransitables.

Fotografía: Lourdes Flores

De nuevo, en 2010, con motivo del Bicentenario de la Independencia, la Secretaría de Obras regeneró la manzana donde está la Casa del Campesino, que abarca un terreno de 6,300 m2, y también se reconstruyeron las placas de las fachadas y los techos, en coordinación con el INAH. Flores señala que en esta intervención se "colocaron 30 cañones de concreto ajenos a la tipología del inmueble".

Este año, el gobierno estatal incluyó al recinto en un catálogo de 193 predios de los 384 que conforman el barrio antiguo, para ser preservados.

Valdez estima que el casco de la hacienda requiere un uso más intensivo y el debido mantenimiento para garantizar una larga vida al espacio.

Fotografía: Lourdes Flores