Nada sustituye la experiencia de una maqueta física
El uso de maquetas para la arquitectura es indispensable. Su importancia es tal que son un tema básico desde la enseñanza universitaria y se utilizan a todo lo largo de la carrera, de principio a fin.
Más que ser, como muchos lo ven, un modelo de carácter casi escultórico que se presenta a los clientes para exponer el proyecto es un medio de exploración a través del cual el arquitecto visualiza su obra y resuelve conflictos de diseño, que van desde la volumetría hasta los materiales y acabados.
A diferencia de las de trabajo, las maquetas de venta son el resultado final de todas las maquetas de estudio y los ajustes que se han realizado al proyecto durante el proceso. Incluso, cuando el corporativo es grande, las maquetas finales se montan a la vista del público para lucir el programa completo o se colocan en las casetas de venta de residenciales para mostrar a los posibles compradores cómo se verá el complejo una vez terminado.
Tomado de Flickr/ REFLECT- Maquetas
Pero lo que realmente vale en material de diseño son las maquetas de trabajo, donde como parte de la práctica arquitectónica se analiza:
- La relación de esta nueva obra con el todo: sus colindancias, vialidades, elementos urbanísticos, alturas, etc.
- Factores bioclimáticos como la incidencia solar, ventilación, temperatura interior, iluminación artificial y sombras que otros edificios proyectan sobre el volumen.
- Solución estructural, que muchas veces se resuelve con una maqueta independiente.
- Diseño interior, pues las maquetas de interiores pueden realizarse a mayor escala, para hacer hincapié en las circulaciones y llegar a más detalle en áreas como cocinas.
La calidad en la realización de las maquetas de estudio o de trabajo no es realmente importante, sino el permitirse experimentar y realizar todos los modelos necesarios hasta llegar al resultado deseado.
Si bien, hoy en día es más común el uso de maquetas virtuales o renders durante el proceso de diseño, nada sustituye a una maqueta física. Vale la pena intentarlo al menos con las maquetas volumétricas, pues es en esta primera parte donde se juega más con las formas y pueden tomarse decisiones más certeras.
En la parte de interiorismo detallado, sí puede reemplazarse la maqueta por el render, pero recomiendo incluir en la maqueta de trabajo al menos los muros interiores, para tener un mayor entendimiento del espacio y de su relación estética-funcional.
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* Directora de Proyectotal ( proyectotal.com ) y arquitecta por el Tecnológico de Monterrey