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Los pasajes arquitectónicos del Panteón Francés, plasmados en un libro

El cementerio se caracteriza por el eclecticismo de sus monumentos de estilos neogótico, neoclásico, neorromántico, entre otros, detalla la arquitecta Ethel Herrera Moreno en una investigación publicada en dos tomos.
mar 15 abril 2014 08:42 AM
Pante�n Franc�s
Pante�n Franc�s - (Foto: Tomado de chilango.com/ Tania Oropeza)

La arquitecta Ethel Herrera Moreno, de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), plasmó en un libro la importancia histórica y artística del Panteón Francés de la Piedad, ubicado en la delegación Cuauhtémoc, en la capital del país.

La obra "El Panteón Francés de la Piedad como documento histórico: una visión urbano-arquitectónica", publicado en dos tomos, nace a partir de la investigación de la especialista sobre el cementerio y las partes que lo integran, informó el INAH, en un comunicado.

El análisis se hizo a la manera de una "población", dado el tipo de elementos que lo componen: diseño, trazo, calles, glorietas, fuentes, inmuebles de servicio, infraestructura, vegetación, monumentos funerarios, desarrollo urbano; desde su creación hasta la fecha.

De forma paralela, se realizó una investigación documental, así como trabajo en campo y en gabinete, que incluyó el levantamiento del plano general del recinto y el inventario de las 187 manzanas que lo conforman con 9,298 monumentos funerarios y más de 900 baldíos.

En el cementerio estuvieron los restos de Pino Suárez y Francisco I. Madero, antes de ser trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres, y al Monumento a la Revolución, respectivamente. Entre los que aún se encuentran ahí se pueden mencionar a Emilio Portes Gil, Benjamin Hill y Manuel Romero Rubio, entre otros.

El Panteón Francés de la Piedad se localiza en la avenida Cuauhtémoc, de la delegación del mismo nombre, se fundó en 1864 y fue el primero establecido después de las Leyes de Reforma, donde al principio, sólo se enterraban a franceses, suizos y belgas.

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En él se erigieron grandes capillas como las de los Escandón, los Landa y los Barrón, que aún existen; así como monumentos pertenecientes a familias galas que llegaron a México durante el gobierno de Porfirio Díaz y otras mexicanas de la élite porfirista.

En 1940 fue clausurado porque se encontraba saturado, por lo que la Sociedad Franco, Suiza y Belga, a la que después se le añadió la mexicana, tuvo que realizar el Panteón Francés de San Joaquín en 1942.

Sobre el análisis arquitectónico y urbanístico, la arquitecta explicó que se caracteriza por el eclecticismo de sus monumentos de estilos neogótico, neoclásico, neorromántico, "art. Nouveau" y "art. déco"; cuya fachada principal demuestra una decoración "art. Nouveu".

El número total de monumentos es de 9,298, de los cuales 565 corresponden al siglo XIX; 4,333 fueron construidos entre 1900 y 1940; y 4,364 son posteriores a esta fecha; compuestas por tumbas sencillas con lápidas de mármol hasta sepulcros con cabecera tipo pedestal con cruces o esculturas de ángeles.

Destaca la capilla del Sagrado Corazón, edificada en 1890 y cuyo autor es el francés E. Desormes, misma que luce una fachada estilo neogótico, vitrales emplomados del siglo XIX firmados por Felix Gaudin.

Sin embargo, este patrimonio cultural está en riesgo por algunos sepulcros deteriorados, por el abandono de las familias o porque ya no hay descendientes.

Sobre el material, la autora, quien obtuvo el Premio INAH "Francisco de la Maza 2010" a la mejor tesis de doctorado en Conservación del Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico, destacó que el objetivo de su trabajo fue abordar los elementos del cementerio.

"El objetivo fue hacer un estudio integral del cementerio, considerando todos sus elementos para tener un mayor conocimiento, reconociendo sus valores históricos, urbanos, arquitectónicos y artísticos, y así poder fundamentar su significado patrimonial para establecer criterios para su protección y conservación", apuntó la especialista.

Advirtió que los cementerios tradicionales han ido desapareciendo, en virtud de que la arquitectura funeraria está cambiando por falta de espacio, cambio de ideología y reglamentos, economía e inseguridad. "Ahora se recurre a la incineración y las urnas se depositan en una iglesia", acotó.

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