El dibujo en tiempos de la realidad virtual
Desde hace 35,000 años el dibujo ha sido la manera más rápida y fácil que ha usado el hombre para transmitir ideas o información. Cualquiera que vea los dibujos de las cuevas de Altamira, de Lascaux, o de Baja California se puede dar cuenta de la extraordinaria capacidad de esos hombres prehistóricos para interpretar la realidad.
Publiqué en Obras (453 y 481) que el dibujo puede ser parte del proceso para desarrollar un proyecto de arquitectura, ingeniería o diseño, debido a que abarca desde los conceptos o ideas iniciales, hasta los detalles de la obra. En ese sentido el dibujo manual no ha sido sustituido por las computadoras. Si no lo cree, haga la prueba y mientras dibuja en un papel, encienda la computadora, para que pueda dibujar lo que ya hizo mucho más rápido en el papel.
Este elogio no pretende ni aboga por una valoración retrógrada y romántica del dibujo manual. Es evidente que el dibujo de reproducción -que intenta copiar la realidad- está muerto, y ha sido sustituido por la fotografía y por los más recientes programas electrónicos que, curiosamente se llaman 'realidad virtual'.
Sin embargo, lo que no se ha sustituido aún es la peculiar manera que cualquier persona tiene para dibujar. Basta recordar a grandes maestros como Rembrandt, da Vinci, Miguel Ángel, Daumier, Doré y una larga lista de extraordinarios dibujantes.
Picasso, por citar a uno de ellos, fue un extraordinario pintor, pero el soporte de su pintura siempre fue el dibujo, que dominó hasta el extremo de hacerlo casi imperceptible.
Se puede asegurar que la capacidad de dibujar, al igual que la de fabricar con las manos, sucedió paralela a la evolución de la conciencia del hombre, ya que si soy consciente del entorno y de lo que hay en él, puedo dibujarlo, y como consecuencia transmitir mi experiencia. La aparición de la escritura fue a partir del dibujo de signos que comunicaron los primeros conceptos e ideas. Contar, dibujar y escribir fueron el inicio de la historia, y con ella de la capacidad de conocer las experiencias de gente que ya no vive con nosotros.
Un prejuicio muy común es suponer que sólo son valiosos los dibujos que son copia exacta del original, o la tontería que afirma que un dibujo es necesariamente inferior al original. Lo único que es igual al original es una fotografía. Sin embargo, si una persona es fotografiada por dos fotógrafos diferentes, también se tendrán resultados diferentes. Lo mismo ocurre con un dibujo; por ejemplo, intente dibujar la silla en la que está sentado, dibújela sin preocuparse por hacerlo 'bien' o 'bonito', y lo primero que descubrirá es que -quizá por primera vez- realmente concentró su atención en la silla.
Dibujar es difícil, porque es una manera de aprender; de conocer todos los detalles de lo que se intenta comunicar. Dibujar una cosa es, antes que nada, admitir que se tiene interés por ella y la voluntad de conocerla a detalle. Por eso el dibujo es tan valioso, porque es la mejor manera de aprender y de dar a conocer ideas a nosotros mismos y a los demás.