Manaos, 'infierno verde' para el Mundial en el corazón de la Amazonia
La ciudad de Manaos, megalópolis brasileña perdida en el corazón de la Amazonia sur y cerca del Río Negro, se prepara desde el calor y la humedad tropical para participar con alegría en el Mundial 2014.
Gracias a la Copa del Mundo, 'el París del trópico', como llamaban a Manaos en su época de esplendor antes de la Primera Guerra Mundial debido a que era una plaza central en el comercio del caucho, tiene la ocasión de resurgir en el siglo XXI. O al menos un poco.
Debido a la situación geográfica de la ciudad, en el medio de la jungla tropical, a 2,850 kilómetros y cuatro horas de avión de Río, su elección como sede del Mundial, con cuatro partidos que se disputarán en el nuevo estadio Arena Amazonia, fue muy criticada.
"Hay dos estaciones en Manaos, el verano y el infierno", resume un dicho local. Inglaterra, que abrirá el fuego el sábado contra Italia, no está particularmente contenta de descubrir una región en la que hace un calor excesivo, con una tasa de humedad cercana al 90% y una temperatura que ronda los 34 grados.
"Si los ingleses quiere correr más que el balón, no van a aguantar. Hace falta analizar y circular el balón, porque el sol es como un golpe en la cabeza", explicó a la AFP Dada Marvilha, figura del fútbol brasileño, que sabe lo que es jugar en Manaos.
ESPECIAL: Brasil 2014
Este clima puede explicar el desapego entre la ciudad y el futbol, deporte nacional en Brasil, en una villa donde ningún club juega más arriba de la cuarta división.
"Los brasileños aman el futbol en todo el país y también aquí. Cuando Brasil juega, Manaos se va a parar. Con el resto de equipos, la gente seguirá a lo suyo", dice el diputado local Luiz Castro.
La ciudad entra poco a poco en calor. Varios barrios del centro, alrededor del mercado, toman color con innumerables vendedores de camisas y golosinas amarillas y verdes, los colores de la selección brasileña.
Multinacionales y pobreza
En otro rincón, entre la Rua Leonardo Malcher y la Rua Isabel, los vecinos rivalizan en creatividad para homenajear a la Copa del Mundo. Pinturas murales y adornos de papel de colores dan vida a estas calles.
Además, muchos conductores en esta ciudad gigantesca de dos millones de personas con un tráfico desesperante llevan en sus coches banderas del equipo nacional.
Aislado, el 'infierno verde' fue fundado en 1669 y está dispuesto a soñar con el futbol después de la época dorada del comercio del caucho gracias a un inglés que había plantado en Indonesia las semillas que había llevado desde Brasil.
"Manaos es una ciudad típicamente brasileña. Hay mucha gente pobre, pero peleamos contra ello", describe el alcalde Arthur Virgilio Neto.
Una zona franca y numerosas ayudas fiscales bastante generosas han incitado a numerosas multinacionales a implantarse en el corazón de la Amazonia.
La arquitectura está impregnada de un arte algo recargado y coloreado con elementos típicamente coloniales. Hay edificios blancos y modernos que contrastan con otras zonas en ruinas.
El punto culminante es el Teatro Amazonia, surrealista obra de estilo renacentista construida con materiales transportados desde Europa e inaugurado en 1896.
"Hemos mostrado al mundo Manaos, antes la gente pensaba que aquí había animales salvajes en las calles", señala George Buiati, empresario de hostelería.
"La gente de aquí era muy crítica con el Mundial antes porque el fútbol no es muy popular. Pero ahora todo el mundo está contento y orgulloso de haber llegado. Vivimos y pensamos como el resto del país, hay unidad. Históricamente hay una gran mezcla debido a la actividad económica del pasado. Es por eso que la gente es más tranquila, hay una sensación de seguridad", añade.
Más tranquila que Río o Sao Paulo
Los barrios de Ponta Negra, habitualmente dedicados a los deportes náuticos, y la Praça di Caringejo, epicentro de las artes marciales a las que tanto son aficionados los brasileños, serán los rincones populares para seguir el Mundial alternativos a la 'Fan Zone' oficial.
"Al principio pensé que sería una buena idea para la ciudad, los transportes... Pero finalmente nada ha cambiado. Hay mucha corrupción por todos los sitios y cuando el Mundial termine, va a continuar", señala un ciudadano.
En Brasil la ciudad tiene fama de ser un lugar seguro, a diferencia de las otra grandes urbes.
"Aquí es más tranquilo que Río o Sao Paulo. Es diferente, es más seguro, es un enclave protegido, porque sólo se puede venir en avión o en barco", explica un vecino.
"El único calor que los visitantes encontrarán aquí será el de los habitantes de Manaos", concluye Fabricio Lima, ministro de Deportes del Estado.