Iglesia de la Luz, una revolución de la arquitectura religiosa
La Iglesia de la Luz, diseñada por el japonés Tadao Ando (1989), y el Serpentine Pavillion, de Herzog & de Meuron (2012), fueron inspiración del arquitecto mexicano Esteban Suárez, de Bunker Arquitectura, para dar solución al diseño de un espacio de reflexión en Cuernava, Morelos.
La Capilla ecuménica fue construida en el jardín de una casa de descanso, en tan sólo cinco meses y con un presupuesto de 5 millones de pesos (mdp). El pequeño recinto cobró vida luego de sortear los retos que imponían las peticiones de los clientes, el espacio y el clima.
Para la reflexión
La petición inicial de los clientes fue un espacio discreto, pero al mismo tiempo espectacular, una contradicción que generó la antesala de 12 proyectos.
El diseño final fue el punto medio entre las capillas anteriores de Bunker: la Estancia, que es limpia, llena de luz y vida; y la Sunset, que lamenta la muerte, es oscura y lúgubre. En 175 m2 de construcción y enterrada a 2.15 m de profundidad, la capilla invita a la autorreflexión.
El espacio circular tiene al centro una fuente que recibe la luz de un óculo en la parte de la cubierta, que es un espejo de agua hecho de acero, en forma de elipse. En su parte más ancha mide 10.20 m y en su lado más angosto 7.70 m. Este ojo de agua es lo único que se percibe desde el exterior.
A nivel de piso nace una rampa de 30 m que rodea el volumen subterráneo y desciende, al igual que los muros verdes, hasta llegar al interior. Ahí, un piso de concreto y una cortina de vidrio Douglas de 6 mm crean una sensación fresca pero íntima.
Satisfacer al cliente
Dar cuerpo a la idea del cliente es uno de los mayores retos que los arquitectos enfrentan. Esteban Suárez comparte que justo ahí radicó uno de los mayores conflictos durante esta obra, sumado al clima cálido de la región.
“Logramos darle forma a las peticiones contradictorias del cliente: enterramos la capilla y no se veía; se notaba sólo como una intervención en el paisaje”, comenta.
Para Suárez fue un logro tener un edificio altamente sustentable, a través de sistemas pasivos.
“Las temperaturas del subsuelo son estables; la celosía que contiene el espacio interior genera una ventilación cruzada”.
Cortesía Bunker Arquitectura
Contra el reloj
Después de tres meses de discutir el proyecto, la construcción, a cargo del arquitecto Jorge Alcántara, contó con dos meses para hacerse realidad.
Se realizó una excavación de casi 4 m de profundidad y 14 m de diámetro, apoyada en retroexcavadoras, para luego mejorar el terreno con grava y tepetate. Para plantar las columnas de acero se colocaron trabes invertidas, que llevaban la losa de cimentación, y dados de 60 cm.
Jorge Alcántara detalla que la fuente que va al centro de la capilla fue hecha con muros de block, al igual que las trincheras que recolectan agua alrededor y el talud que va pegado a la capilla.
La rampa fue construida a la par con un sistema de tierra armada (una serie de costales rellenos con arena). De ahí se formaron las caras de los taludes y se colocaron bandas de neopreno, para que “no tuviéramos un deslizamiento”, dice Alcántara.
Antes del acabado final se dio forma a las caras con panel Convintec, repelladas con mortero o con pequeños pedazos de muro con concreto, para dar paso al montaje del plato de la cubierta.
Cortesía Bunker Arquitectura
¿Inspiración o ‘fusil’?
Estebán Suárez comenta que la Iglesia de la Luz fue un “proyecto que revolucionó la manera de ver el edificio religioso en la arquitectura”, y la ha tomado en cuenta para todos sus edificios religiosos. La Capilla ecuménica es la tercera realizada por el despacho mexicano.
La particularidad de la iglesia ideada por Tadao Ando radica, de acuerdo con la visión de Bunker, en la utilización de la luz y el mínimo de materiales.
En el caso del Serpentine Pavillion, Suárez comenta: “Sólo lo tomamos como un ejemplo, ya que la forma y el elemento del agua eran muy parecidos al proyecto que queríamos hacer”.
La coincidencia con el Serpentine es el espejo de agua en la parte superior y la construcción semienterrada, que hace casi imperceptible el recinto.
Pero la Capilla ecuménica también halló inspiración en las instalaciones de arte del danés Olafur Eliasson.
“En lo que innovamos es en usar varios sistemas pasivos, por ejemplo para nive-
lar el clima, porque Cuernavaca es un lugar muy cálido, entonces decidimos enterrar la capilla, pues pensamos que nos serviría para enfriar las temperaturas”,
explica Suárez.
Narra que el espejo de agua es un aporte al diseño como actor térmico, pues “sirve como reflejo del sol y elimina la radiación”, mientras los muros verdes que rodean la capilla por el descenso filtran el aire.
Al cuestionarlo sobre la originalidad del proyecto, el arquitecto Esteban Suárez argumenta: “Lo único verdaderamente original es la creación del universo, todo después de eso es una evolución de pensamiento e ideas”.
Cortesía Bunker Arquitectura
Amigable con el entorno
La capilla cuenta con iluminación y ventilación naturales, y con un sistema eléctrico. Una manguera de ledes recorre su periferia, y luminarias Construlita salen del piso para iluminar cada vidrio.
La cubierta está iluminada con lámparas electroacuáticas Ventor, que proyectan su luz desde la periferia hacia el interior.
La obra integra un sistema de captación de agua pluvial. “Obviamente hay una bomba, un filtro que está limpiando esta agua, como en una pecera”, describe Esteban Suárez.
El arquitecto de Bunker menciona que para el diseño de espacios religiosos hoy “se están implementando técnicas arquitectónicas más modernas y más eficientes”. Ahora se toma en cuenta que además de ser recintos divinos lo son para las personas, conluye.
Cortesía Bunker Arquitectura