Teatro Hinojosa, belleza arquitectónica y diseño acústico excepcional
El Teatro Hinojosa es una joya arquitectónica, pues cuenta con una estructura única, bella madera obscura tallada en su interior y una acústica excepcional, que fueron creadas tras más de dos décadas de edificación.
Su historia comenzó a finales del siglo XIX, cuando Don José María Hinojosa promovió su edificación, la cual se llevó a cabo con la participación directa de la población, que aportó no sólo dinero, sino mano de obra, para hacer realidad lo que hoy es uno de los teatros más bellos de Zacatecas.
El teatro toma su nombre precisamente de este personaje que fue uno de los principales impulsores de su edificación y quien muere sólo un año después de su apertura.
En 1871 comenzó su construcción, la cual se concluyó totalmente en 1890, aunque se inauguró antes de estar terminado, porque la gente ya quería utilizarlo, y eso es natural en un lugar como Jerez, considerado una cuna cultural y que aún en la actualidad es el segundo municipio que más libros produce en el estado, luego de la capital zacatecana, explica.
El insigne inmueble, ubicado en el centro de este municipio, tierra del escritor Ramón López Velarde, tardó más de 20 años en ser construido, hasta que se inauguró el 1 de noviembre de 1878, informa el cronista adjunto de esta ciudad, Héctor Rodríguez.
Entre las características que hacen al Teatro Hinojosa único están su acústica, eufonía y resonancia; así como su estructura mozárabe.
Tan valioso es este centro de cultura para la población jerezana, que en 1913, cuando entraron a la ciudad las fuerzas del movimiento revolucionario incendiaron el teatro y la alcaldía.
Contrario a lo que se pensaría, "la gente prefirió apagar el teatro y dejar quemar la presidencia municipal, con lo que se perdió el archivo histórico", narra a modo de anécdota el entrevistado en exclusiva por Notimex.
Tras ello, durante algunos años fue cuartel general y después sala de cinematografía.
Al destacar el valor arquitectónico e histórico del recinto, el cronista destaca su diseño único, que tiene una caja acústica para que los actores se escucharan perfectamente sin necesidad de utilizar altavoces ni micrófonos.
Aunque no se sabe quién es el autor de la perfecta acústica del edificio, todavía existe debajo del escenario, aunque tapada con madera, una fosa hidroacústica, que permitía con el llenado o vaciado de agua, aumentar o bajar el volumen de la voz de actores.
Además, la sala central y el escenario tienen pequeñas inclinaciones, que permitían a la asistencia observar a los histriones de la cabeza a los pies.
Con 137 años de existencia, este edificio es realmente un monumento de esta población, que muestra a las y los visitantes un interior rústico, con madera tallada y cientos de sillas con respaldo alto.
Tiene capacidad para recibir a 469 espectadores en las localidades de luneta, plateas, palcos y galerías. No cuenta con butacas, sólo sillas, que en sus inicios no había y el público tenía que traer y llevarse de sus casas.
Sostiene en su techumbre arcos torales, entre los que destacan el de proyección, el de la boca del escenario y el de retención de fondo.
Su forma es la de una herradura y su escenario está bajo un arco de medio punto, elaborado en cantera rosada, típica de esta tierra colorada.
En su arquitectura se observa la mano de obra de los albañiles de aquella época que donaron un día de su trabajo, el que no cobraron, para la construcción; mientras que los presos realizaron el labrado de la piedra y la población dio dinero y mano de obra para acarrear los materiales.
Una visita por la entidad requiere obligadamente llegar a Jerez, población ubicada en la zona centro, a 56 kilómetros de la capital zacatecana, para disfrutar no sólo de su cultural, su música y su cocina, sino también de su arquitectura e historia.