Diseño para el aprendizaje
En el libro de Loughlin y Suina, "Diseño de aprendizaje", se hace referencia a la crucial importancia que tiene la arquitectura en la enseñanza y el aprendizaje.
Sucede que el entorno físico tiene efectos directos en la psique de las personas. Puede estimular la creatividad o la agresión, deprimir o entusiasmar.
Es aquí donde, dependiendo de las necesidades específicas del tipo de escuela (primaria, de estimulación temprana, universitaria, deportiva, de educación especial o de artes, entre muchas otras), el arquitecto, guiado por expertos en educación y psicología, debe diseñar de acuerdo a lo que se quiere provocar en los usuarios.
El tema es sin duda muy extenso y cada proyecto requiere de un área de estudio específica. Sin embargo, los siguientes puntos son aplicables a varios casos (si no es que todos), y vale la pena considerarlos al diseñar una tipología educativa:
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Las zonas laberínticas, oscuras y de poca permeabilidad visual propician el acoso escolar. Es importante evitarlas, principalmente en niveles básico, medio y medio superior.
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La iluminación natural es imprescindible. Hay que cuidar que ésta sea uniforme, sin provocar deslumbramiento sobre el área de trabajo o pizarrones. Generalmente se logra con una orientación norte, o bien, con elementos como repisas reflejantes, dientes de sierra, cristales translúcidos, etcétera.
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Considerar los cambios de aire necesarios para cada espacio. Éstos se calculan con fórmulas que consideran tipo de actividad, clima, número de usuarios y de aparatos eléctricos. Así se determinan tamaños y cantidad de aberturas. Una mala ventilación provoca mala calidad de aire o "aire viciado" que conlleva toxicidad, así como disconfort, ya sea por sobrecalentamiento o por exceso de viento.
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Las formas orgánicas son más amigables. Si bien los cuadrados y rectángulos son más rápidos de construir y más económicos, es bien sabido que las curvas suaves y los círculos son geometrías que se encuentran en la naturaleza, y por lo tanto, producen sensaciones de bienestar. Además, son más higiénicos porque no tienen ángulos a 90° donde se acumule polvo y suciedad.
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La flexibilidad es muy apreciada por los docentes, pues les permite crecer o reducir los espacios (conveniente al juntar grupos, por ejemplo), reconfigurar el mobiliario para realizar dinámicas, escribir sobre distintas superficies, etcétera. Esto puede lograrse con divisiones corredizas, mobiliario modular desplazable y pinturas de pizarrón.
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El espacio debe ser cómodo, tomando en cuenta las dimensiones mínimas requeridas por persona. Se puede ganar espacio optimizando las áreas de guardado, usando por ejemplo nichos y muebles verticales u ocultos.
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La disposición del entorno puede (y debe) ser usada como estrategia de instrucción, complementando y reforzando con otras estrategias que utilicen los profesores para respaldar el aprendizaje. Esto tiene que ver con la relación entre interiores y exteriores, comunicación entre zonas, áreas que promuevan la convivencia, y por qué no, la incorporación del arte, que tiene finalidades humanísticas, como sensibilizar y brindar satisfacción estética.
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* Directora de Proyectotal (proyectotal.com) y arquitecta por el Tecnológico de Monterrey.