Fab Lab, arquitectura autodidacta
A principios de los años 2000, el Massachusetts Institute of Technology (MIT) diseñó un laboratorio de fabricación digital, con la premisa de que cualquier persona pudiera elaborar por sí misma casi cualquier tipo de objeto, utilizando tecnología controlada por computadoras.
Actualmente el MIT cuenta con una extensa red mundial de Fab Labs con aplicación en diferentes disciplinas. Estos laboratorios son equipados de acuerdo a las necesidades de cada especialidad, pero normalmente cuentan con impresoras 3D, cortadoras láser, fresadoras, routers, máquinas de prototipado y herramientas de programación.
El sector de la arquitectura se apoya en este mecanismo para construir elementos a escala real, hacer arquitectura responsiva con instalación electrónica de bajo costo, digitalizar edificaciones a través de escaneado tridimensional y prototipados que van desde maquetas a escala hasta elementos minuciosos de una construcción, como trabajos de prueba en la geometría de un precolado.
Cortesía Fab Lab México
Rodrigo Langarica, Director de Fab Lab México, afirma que es un espacio para el intercambio de conocimientos y el desarrollo de una arquitectura más potente y experimentada a través de la tecnología digital.
Profesionistas renovados
Con la implementación de este recurso en ambientes educativos, los alumnos están más involucrados en el proceso productivo. Además de aprender a utilizar las máquinas para fabricación digital, tienen la capacidad de entender la problemática de manufactura que requiere un objeto. Primero desarrollan los procesos de sustracción, deformación, adición y después realizan diseños paramétricos y electrónicos.
De acuerdo con Langarica, el Fab Lab estima la formación de arquitectos mejor preparados a través de una metodología de desarrollo creativo no lineal basado en la experimentación. Esto rompe con el modelo tradicional de trabajo y permite hacer productos a la medida, probarlos y regresar a la mesa de trabajo para modificarlos.
Se puede generar un CAD (Computer Aided Design) y después transmitirlo a un CAE (Computer Aided Engineering) para trabajar con distintos materiales, detectar deformaciones, diseñar a partir de viento, agua o movimientos sísmicos y fabricar el modelo tridimensional.
Su aporte va más allá de los propios límites del sector, "hemos logrado incentivar a otras disciplinas para que aprendan a utilizar modeladores tridimensionales. En el 2014 impartimos un curso online para desarrollar prototipos con emprendedores de Iberoamérica, personas que no eran arquitectos", señala Langarica.
Cortesía Fab Lab México
Un nicho para México
A nivel mundial existen diferentes escuelas que aplican esta tecnología en el desarrollo de la arquitectura: la Architectural Association School of Architecture, en Londres; el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC), en España; la Universidad de Tecnología de Delft, ubicada en Holanda; y las universidades estadounidenses Southern California Institute of Architecture (SCI-Arc), Harvard Graduate School of Design (GSD) y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), entre otras.
México cuenta con dos laboratorios de fabricación digital enfocados en la formación de arquitectos; Fab Lab México a nivel licenciatura ubicado en la Universidad Anáhuac Norte, en el Estado de México, y Fab Lab Monterrey, en la Universidad de Monterrey a nivel posgrado.
La posibilidad de ampliar el acceso a este tipo de formación depende en gran medida de la disposición de las instituciones educativas para adapatarse a nuevos métodos de enseñanza a través de la tecnología.
"La gran diferencia es que si aprovechas estas herramientas de manera adecuada, puedes preparar a los jóvenes para entrar en el siglo XXI. Se necesita plantear una misión sobre lo que se quiere lograr, ganas para trabajar y financiamiento" dice a Obras, Bernardo Gómez Pimienta, Director de la Escuela de Arquitectura en la Universidad Anáhuac.
