El Azteca: el estadio imposible llega a su medio siglo
El terreno donde se construyó el Estadio Azteca, de tipo volcánico, fue elegido por su accesibilidad económica; sin embargo, al momento de la obra presentó tal complejidad que el costo de inversión se duplicó y los trabajos para concluirla se retrasaron dos años.
Eso cuenta Luis Martínez del Campo, residente de obra del estadio y mano derecha del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, autor del proyecto.
Ya en la obra, no pudieron excavar más de 10 metros porque a ese nivel empezaba el subsuelo lodoso y por ello en la parte baja del complejo solo está 25% de la gradería. De ahí que la colosal estructura terminó midiendo 60 metros desde la cancha hasta el techo.
“El Estadio se vino a recuperar económicamente, a ponerse en números negros 20 años después para el Mundial del ’86”, dice Martínez en entrevista para Medio tiempo.com, sitio web que pertenece al igual que Obrasweb.mx a Grupo Expansion.
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Otro reto al que se enfrentaron "es de carcajada: la propietaria original no vendió la explanada central que existe de Tlalpan hacia el estadio”, explica.
“Imagínense la aberración de, en un llenazo, decenas de miles de gentes saliendo por un callejón”, recuerda Luis Martínez.
La dueña quiso aprovechar la circunstancia y elevó el precio, hasta que el presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenó expropiarla.
“Fue una osadía temeraria de un grupo de empresarios, tres equipos (América, Necaxa y Atlante) que se lanzaron sin tener la idea global de qué se iba a tratar una obra de esa magnitud”, dice.
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