Barragán, una arquitectura que encontró la libertad
El pasado 9 de marzo de 2017 celebramos los 115 años del nacimiento del arquitecto Luis Barragán con una conferencia para realzar el legado de un hombre que fue libre, "que hizo lo que quiso", y esas dos características humanas lo llevaron a la trascendencia.
Luis Barragán, el hombre provinciano, religioso, generoso, educado, viajado, que disfruta de sus raíces, de los entornos espaciales de las casas de México y que paulatinamente va fusionando su mirada abierta a la cultura de otros países, de otras obras, aspectos que de manera natural va adoptando sutil y paulatinamente en sus diversas construcciones.
El hombre que disfruta de viajar por meses e incluso años a través de Europa (Alemania, Italia, Francia); África (Marruecos); Estados Unidos y México.
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Sus vivencias van generando en él una cultura diversa, fuerte, única, que se ve reflejada en las postales que fue adquiriendo (más de 1,000 que forman parte de su archivo personal al resguardo de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán en su propia Casa Estudio)
Tambien se hizo en esos viajes de libros en francés e inglés de temas tan diversos como arte antiguo, moderno, poesía, filosofía, jardines, literatura, artesanía. Son más de 3,000 volúmenes que conforman su biblioteca, las cuales nos permiten conocer más a fondo al hombre y sus ideas, sus ideales, sus referencias, sus dudas, miedos e inspiraciones.
Libros con anotaciones, con pensamientos íntimos, con referencias visuales claras de lo que posteriormente realizaría en sus obras.
Para Barragán, los viajes serán fundamentales en su constitución humana y creadora. Los viajes le dan la seguridad y el idealismo necesario para hacer una arquitectura única.
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3 periodos en su evolución
Sin embargo, para llegar a ser el hombre libre que fue, tuvo que experimentar una evolución a través de periodos claramente marcados. El primero, del regionalismo tradicional, al regresar de su primer viaje por Europa a su natal Jalisco, realizando casas residenciales con una fuerte tradición constructiva y estética local con algunas reminiscencias de ciertos elementos vistos en sus travesías.
Hay referencias visuales prácticamente iguales en la arquitectura tradicional árabe y en los jardines de Ferdinand Bac.
El segundo periodo, el del desarrollador de un estilo funcionalista e internacional, tras el regreso de su segundo viaje a Europa, inspirado por la obra de arquitectos del movimiento moderno como Le Corbusier o la Bauhaus.
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La experiencia de compra-venta de tierras y terrenos, tras la muerte de su padre, lo pone alerta en su faceta de promotor inmobiliario, desarrollando numerosos conjuntos habitaciones especulativos en colonias como Cuauhtémoc y Condesa, en la Ciudad de México, principalmente; casas y edificios para vender con gran éxito.
Sin embargo, esto lo cansa, lo desilusiona lo suficiente para decidir enviar una carta a todos sus clientes diciendo que "no se dedicaría más a la arquitectura". Le parecía que no se le pagaba lo justo al arquitecto, que no se trataba con el respeto debido su obra, su creación. Decide ser él mismo "su propio cliente" a la mitad de su vida.
El parteaguas en su obra
Y es justo a partir de esta decisión fuerte, de vida, que se hace libre y que empieza a experimentar y a crear la tercera etapa de consolidación de un ser humano que sabe lo que quiere, que tiene los recursos económicos e intelectuales para lograrlos, y que determina el rumbo de su forma de vida y de ejercer la profesión.
Primero desarrollando jardines, su gran pasión y disfrute; creando un paraíso donde no había nada.
Incluso él mismo expresa más su ilusión y su gusto por la difusión de su obra paisajística que arquitectónica. Ahí sí se siente libre, único, original. Siente orgullo incluso de que sea publicado en revistas como House and Garden.
De lo arquitectónico, por el contrario, se siente siempre incompetente de definir su obra, de teorizarla. Prefiere que sean otros los que hablen de ella.
De los jardines, le siguen sus desarrollos inmobiliarios como El Pedregal, al desarrollar la zona rocosa y agreste que había estado deshabitada por siglos, creyendo en un proyecto único en su tipo en el mundo y armando lo necesario para su desarrollo y exitosa venta.
Siguió luego Las Arboledas. Ambos conjuntos residenciales con espacios públicos urbanos, singulares y sorprendentes.
La obra arquitectónica en su último periodo es muy reducida, contada con ambas manos, pero poderosísima: su casa, Las Capuchinas; la Cuadra de San Cristóbal; la Casa Gilardi, entre otras.
Esos trabajos le permiten experimentar en todos los sentidos con una arquitectura única y universal a la vez; atemporal, una síntesis de toda una vida llena de sensibilidad, la unión de todo lo vivido, los viajes, los amigos, las influencias, los valores esenciales del bien vivir. El seguir al corazón, a la vista, al sentir... y es libre totalmente al realizarlo.
Legado físico e intelectual
En 1980 gana el premio Pritzker (fue el segundo premio entregado por esta institución luego de celebrar un año antes su primera edición). Eso, y una exposición que realizó previamente en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, hacen que el mundo entero vuelque sus ojos a México, a una arquitectura admirable, a un ser humano único.
Su casa se convertirá en Patrimonio de la Humanidad 24 años después y para siempre.
Fotos: Cortesía Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán y la Casa Estudio Luis Barragán.
El legado de Luis Barragán al mundo está lleno de emoción, de fuerza, de logro, de las vidas bien vividas, de seres humanos que son libres y actúan en consecuencia, que no se dejan llevar por la tendencia, por lo económicamente atractivo, si no por hacer lo que es mejor para la humanidad. Su legado es inmenso en lo intelectual y en lo físico.
Casi todas las ideas y proyectos que tuvo en mente los llevó a cabo, así fueran cosas 'descabelladas' como construir cinco grandes pilares escultóricos de concreto para enfatizar una puerta de salida de la ciudad hacia Satélite, hasta crear un bebedero monumental para los caballos o hacer habitable un territorio de lava volcánica y poner un color rosa intenso en muros enteros. No tuvo límites.
Si su tumba tuviera un epitafio sería: "Hizo lo que quiso y por ello es grande".
Por éstas y muchas razones más, celebraremos este año de su nacimiento hace 115 años, con diversos eventos como un seminario, videos, concierto y exposición, que iremos difundiendo paulatinamente.
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*María Bustamante Harfush es arquitecta por la Universidad Iberoamericana, Cronista de la Delegación Miguel Hidalgo, Miembro fundador de FUNDARQMX, Vicepresidenta de la Asociación de Cronistas de la Ciudad de México; Vicepresidenta de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán.
**Fomento Universal para la Difusión Arquitectónica de México (FUNDARQMX) es una organización que busca contribuir al desarrollo de una cultura de recuperación, protección y conservación del patrimonio arquitectónico, ambiental y urbano, para el desarrollo y beneficio de las ciudades.
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