El capital humano hacia un nuevo entorno
Nota del editor: Esta columna se publicó originalmente en la edición 533 de la revista Obras , 'La vivienda en su laberinto', correspondiente a mayo de 2017.
(CIUDAD DE MÉXICO) – Desde hace 1.8 millones de años solo hubo 11 innovaciones importantes para la humanidad; en promedio una por cada 181,818 años, pero lo más significativo es que 90% de ellas se realizaron en el siglo XX. Eso revela que la velocidad de las innovaciones está aumentando de manera progresiva; de 1950 a 2000 hubo en promedio una innovación cada tres meses.
Como dijo Manuel Castells desde 1999: esta no es una época de cambios; es un cambio de época. Eso implica la profunda transformación de todas las actividades humanas por la acelerada introducción de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías de la información y comunicación que definen un nuevo entorno.
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Sin embargo, hay señales de que el impacto económico de esos cambios espectaculares será menor y más problemático en el futuro. La revisión del progreso tecnológico actual aporta suficiente evidencia de que el cambio ya no es lento y lineal, sino rápido y exponencial.
El mayor problema en el siglo XXI es que aún se aplican soluciones de la centuria pasada; y no por falta de tecnología, sino por ignorancia, o comodidad. Por eso es importante promover el uso en todas las actividades de nuevas tecnologías; que no son una solución mágica pero sí herramientas que amplían la capacidad para realizar obras y tareas de manera eficiente, evaluable y rápida.
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Recientemente, Vinton Cerf, uno de los inventores de internet (1972) mencionó que la siguiente etapa es el internet de las cosas; los artefactos serán manejados desde los smartphones, y en el futuro una etapa muy difícil de definir: la completa integración de las capacidades humanas con la tecnología biodigital.
Estamos en una época crucial —quizá la más importante en la historia— de cambios y rápidas transformaciones que se darán principalmente en las ciudades, donde ahora vive 50% de la población mundial, y donde vivirá 80% en 2050.
Según un estudio de la Universidad de Oxford, 47% del empleo actual desaparecerá dentro de una o dos décadas; 90% de las profesiones necesitará transformarse, y requerirá la incorporación de nuevas habilidades.
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La alternativa para las organizaciones y las personas reacias a actualizar sus actividades es el esfuerzo conjunto y la cooperación, fundamentales en la evolución de todos los organismos vivos.
Es preciso innovar artefactos, negocios, organizaciones e instituciones, y para ello la participación de los arquitectos, diseñadores e ingenieros, utilizando el enorme potencial de las nuevas tecnologías, se vuelve crucial.
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Mejorar la calidad y la velocidad de las innovaciones en todas las actividades es impostergable. Al mismo tiempo, se necesita mejorar el capital humano, y asegurar que tenga las habilidades para participar de forma activa en la creación e innovación del entorno futuro.
Esa tarea es urgente. Las universidades deben ser líderes activos en la promoción de ello, y la batuta la deben llevar, por su naturaleza visionaria, creativa y humanista, las escuelas de arquitectura y diseño.
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* Arquitecto e investigador de temas de urbanismo.