Francis Kéré, el arquitecto más famoso de África
Francis Kéré fue el primero que aprendió a leer en su tribu de Burkina Faso y ahora, después de formarse en Europa, es el arquitecto más famoso de África. Su meta es crear infraestructuras que ayuden al hombre y protejan el medioambiente: "Para mí la arquitectura es servicio a la humanidad", asegura.
Gracias a ser el primer hijo del líder de su pueblo, Kéré tuvo la "suerte" de ir a la escuela, considerada por muchos de los habitantes de su aldea como una pérdida de tiempo, pero crucial para su futuro.
"Cuando era niño yo me sentaba en un aula que estaba oscura, en la que hacía mucho calor y yo quería cambiar eso. Empecé a tener la ambición de ser arquitecto algún día para cambiar la situación de las aulas en los pueblos", explica el arquitecto.
Orfanato de Noomdo
Al terminar sus estudios primarios, Kéré consiguió una beca para formarse en Alemania y se graduó en arquitectura e ingeniería, con la meta clara de que su labor podría cambiar el mundo.
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"Si desarrollas la arquitectura de una forma que ahorre dinero, que proteja el medioambiente, que encaje en el mundo que la rodea, puedes cambiar el mundo", comenta el arquitecto, que inició un camino profesional que está transformando la vida de muchas comunidades.
No es casual que su primer proyecto -galardonado con el Premio Aga Khan en 2004- se basara en la construcción de una escuela en Gando, el pequeño pueblo de África Occidental en el que nació, con fondos muy limitados que le obligaron a aprovechar los recursos locales, tanto en la mano de obra como en los materiales.
Una de las claves de su arquitectura es la combinación de los principios de alta tecnología de la ingeniería con los conocimientos y materiales más tradicionales que puede encontrar en África y que le permiten crear edificios modernos y duraderos por un costo menor.
Escuela Primaria de Gondo
"El material no es más que el inicio de un proyecto. Con pocos materiales, con pocos componentes, se pueden conseguir grandes resultados", señala Kéré, que opina que "no hay que confundir sencillez o simplicidad con menor valor".
Consciente de la dicotomía que supone ser un arquitecto de prestigio fuera de África y algo parecido a un "arquitecto humanitario" en su país, Kéré subraya que su planteamiento a la hora de embarcarse en un nuevo proyecto es similar, pero que las circunstancias son muy distintas.
"Aquí en Europa la construcción está muy regulada, mientras que en Burkina Faso estamos dando los primeros pasos. Europa tiene que fijarse en el ejemplo de África, en el que vemos cómo cada persona dedica tiempo a cada cosa", sostiene el burkinés, que fundó en 2004 su propio estudio de arquitectura, Keré Architecture, con sede en Berlín, donde reside.
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También es diferente la forma de trabajar respecto a los recursos económicos, ya que en África los fondos proceden de fundaciones e instituciones y en Europa, dice, "hay dinero".
"Me gustaría que alguien usara ese dinero para hacer algo más, no para malgastarlo", añade el proyectista, quien se encargó del diseño del Serpentine Gallery Pavilion 2017 en Londres, cuya reproducción ocupa ahora el Museo ICO, en Madrid.
Fotos: Tomadas de kere-architecture.com
Ese enfoque y también su interés por la arquitectura sostenible de participación comunitaria ahora inspira a nuevas generaciones de arquitectos, quienes se enfrentan al gran "reto" de decidir cómo se debe construir en el futuro y cómo se pueden ahorrar recursos.
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"Los arquitectos jóvenes tienen que ser libres para crear y lo mejor es empezar en casa. Ver qué puedes hacer para mejorar tu comunidad y apostar por un camino no recorrido", explica Kéré.