El Museo del Louvre cerró sus puertas este lunes 2 de marzo para que sus gestores y trabajadores analicen los riesgos relacionados con el coronavirus (covid-19). La noticia ha tomado relevancia internacional debido a la importancia que tiene el recinto para todo el mundo. Es uno de los destinos museísticos con mayor afluencia.
En 2018 rompió récord en visitas con 10.8 millones en sólo un año, una cifra jamás alcanzada en ninguna otra pinacoteca. La razón de tal popularidad se debe, además de su acervo con obras históricas como La Gioconda de Leonardo Da Vinci o la Venus de Milo de Alejandro de Antoquia, a su polémica arquitectura.
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Una de las características del museo, que se convirtió en su ícono, es la pirámide de cristal que en la actualidad funge como entrada. Fue creada hace apenas 30 años por el arquitecto chino Ieoh Ming Pei, quien falleció el 16 de mayo del 2019.
Se planeó como elemento central de una transformación del museo, además de componente funcional. Antes de su edificación, en el museo había varios edificios con distintas entradas, por lo que se decidió unificar la superficie y darle un sólo acceso.
En 1984 se filtraron los planos del proyecto y comenzaron las críticas, “nos decían que estábamos asesinando un palacio de la época de Felipe Augusto”, dijo Jack Lang, ministro socialista de Cultura que impulsó el proyecto en la década de los ochenta, a Efe en el 2019. El diseño vanguardista de cristal contrastaba con la arquitectura neoclásica del palacio.
Sin embargo, los encargados del proyecto tomaron la divulgación de la información como una oportunidad para popularizar el proyecto y explicar que su construcción trataba de una reforma más profunda.
La obra siguió, hasta que el 1 de abril de 1989 fue inaugurada. Ante los ojos de parisinos se develó un poliedro de 1,000 metros cuadrados de base con más de 21 metros de altura, sustentado en una estructura de 95 toneladas de acero, un chasis de 105 toneladas de aluminio y recubierta con 673 rombos de cristal transparente.
La polémica y los comentarios respecto a la estructura de cristal continuaron, pero fue tomado como indicador de éxito. Antes de la construcción de la pirámide había dos millones de visitantes al año, mientras que en 2019 la cifra ascendió a los 9.6 millones.
“Ese incremento hay que agradecérselo a la pirámide. Los visitantes de todo el mundo vienen a ver al tiempo un monumento de la historia de Francia y una colección excepcional. De esa alquimia entre ambos nace el éxito del Louvre”, dijo a Efe Jean-Luc Martínez, director del museo.