Francis Kéré lleva sus diseños sostenibles hasta el Premio Pritzker

El “Nobel de la arquitectura” fue otorgado al arquitecto por el trabajo que ha desarrollado en zonas de extrema escasez.
La Escuela Primaria Gando fue una de las primeras grandes obras del ganador del Premio Pritzker 2022, Francis Kéré.

“Todos merecen calidad, todos merecen lujo y todos merecen comodidad. Estamos interrelacionados y las preocupaciones sobre el clima, la democracia y la escasez son preocupaciones para todos nosotros”, es la filosofía con la que Francis Kéré, ganador del Premio Pritzker 2022, hace arquitectura.

De origen burkinés, el arquitecto y también activista se ha enfocado en trabajar en zonas marginadas y con altas carencias, para hacer de sus diseños un catalizador de bienestar y mejoras en la calidad de vida de las personas de manera directa.

En sus obras toma en cuenta todos los ejes posibles para garantizar que no sólo estén en armonía con su entorno, también que impacte de manera positiva, como la sustentabilidad, justicia social, uso eficiente de los materiales y su origen natural de acuerdo al ecosistema en el que se encuentra, así como función.

Centro de Salud y Bienestar Social

Al cuidar cada detalle hace que sus obras además están dotadas de gran congruencia, siempre con edificios que aportan más, como hospitales, espacios públicos o escuelas.

“Francis Kéré es una arquitectura pionera, sostenible por la tierra y sus habitantes, en tierras de extrema escasez. Es a la vez arquitecto y servidor, mejorando las vidas y experiencias de innumerables ciudadanos en una región del mundo a veces olvidada”, dijo en el anuncio Tom Pritzker, presidente de la Hyatt Foundation.

Francis Kéré

Una de sus obras más emblemáticas por demostrar el poder de sus obra, es la Escuela Primaria Gando, construida en 2001 en Burkina Faso. Su diseño tuvo como enfoque combatir el calor extremo de la zona y las malas condiciones de luz, pero contando con pocos recursos.

Clínica Quirúrgica y Centro de Salud.

Para lograrlo no se apegó sólo a lo disponible, recaudó fondos a nivel internacional y empleó a locales, dándoles capacitación profesional que les serviría en el futuro.

Para la edificación volvió a los orígenes y usó arcilla autóctona combinada con cemento, con los que formo ladrillos con masa térmica bioclimática, que combinados con un techo de ladrillo, elevado y ancho, permitió mantener la frescura al interior del inmueble sin requerir ventilación mecánica.

“El éxito de este proyecto aumentó el alumnado de la escuela de 120 a 700 estudiantes y catalizó la Vivienda para Profesores”, puntualizó el Premio Pritzker.