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Historias de tecnología y perseverancia

A pesar de que México invirtió 325,775 mdd en proyectos de infraestructura durante el sexenio pasado, los resultados palidecen al lado del BRIC.
vie 07 junio 2013 02:12 PM
Editorial junio 2013
Editorial junio 2013 - (Foto: Archivo Obras )

A principios del siglo XX, el minero William H. Schmidt se hizo famoso en Estados Unidos por tardar 38 años en cavar un túnel con sus propias manos, lo que pasó a la historia como 'un monumento a la tozudez'. Conocido como 'El Burro', Schmidt llegó al californiano Desierto de Mojave seducido por la fiebre del oro, y dejó como testimonio un pasadizo de 1.3 km de largo.

La obstinación también fue el motor que impulsó a la ingeniería mexicana a construir 'El Sinaloense', que hoy es el segundo túnel más largo (casi 2.8 km) del país, y el de más alta tecnología; en suma, el tramo carretero 'más inteligente' de México.

La historia de construcción de El Sinaloense va más allá de la anécdota de enfrentarse a una agreste montaña en la Sierra Madre Occidental. Fueron cuatro años en que los retos eran 'el pan de cada día': remontar la experiencia perdida tras décadas sin construir túneles en el país; acudir al uso de explosivos, luego del control militar desde 1994; afrontar las adversidades del terreno y sus pobladores... Para vencerlos, la tecnología fue su gran aliada.

El Sinaloense forma parte de un sistema de 63 túneles que abre paso a la autopista Durango-Mazatlán, una de las obras protagonistas del Plan Nacional de Infraestructura del sexenio de Felipe Calderón, y que verá la luz ya en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Más allá de la anécdota constructiva, subyace la necesidad de dar una adecuada continuidad intersexenal. Prácticamente al cierre de esta edición se presentó el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, con menos certezas que en sexenios anteriores.

Hoy las promesas de continuar la apuesta por la infraestructura sin duda están ahí, pero a más de seis meses del relevo en el gobierno, las intenciones no se han transformado en hechos. Quizá el mayor problema es la falta de certidumbres, que ya genera estragos en las empresas de la industria de la construcción.

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También hay que reconocer que por primera vez un gobierno federal diseña una estrategia nacional para el desarrollo de infraestructura, en la que la inversión privada tendrá un papel protagónico, por tanto, los ojos y las carteras de los inversionistas están a la expectativa. 

Y es que, a pesar de que México invirtió 325,775 millones de dólares en proyectos de infraestructura durante el sexenio pasado, a la hora de las comparaciones, los
resultados palidecen al lado de grandes proyectos estratégicos desarrollados por
las economías BRIC, es decir, Brasil, Rusia, India y China. 

En este momento, para México, el tiempo es oro. La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) espera que el crecimiento del sector se active gradualmente en el segundo semestre de 2013, y que haya una plena recuperación en el tercer trimestre de 2014. Pero redujo sus expectativas de crecimiento de 2.8% a 2%.

Al momento de escribir estas líneas, aún no se definía una fecha de presentación para el Plan Nacional de Infraestructura. Las necesidades del país son muchas
y las expectativas del sector son altas. ¿Se cumplirán en los hechos?

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