La renovación de la estación Blackfriars, en Londres, Inglaterra, inaugurada en enero de 2012, dio origen al puente solar más grande del mundo.
Las obras, realizadas por Solarcentury, First Capital Connect y Network Rail Limited, como parte del programa Thamesislink, implicaron la colocación de 4,400 paneles fotovoltaicos en 6,000 m2 del techo del puente ferroviario, amplios tragaluces para aprovechar la luz natural, y un sistema de reutilización de lluvias.
De acuerdo con Panasonic, fabricante de los paneles, el puente generará 900,000 kW/h al año, “suficiente para realizar más de la mitad de las operaciones diarias de la estación y reducir la emisión de CO2 en 511 toneladas por año, equivalentes a 89,000 viajes en auto”.