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Transparencia, el reto de la infraestructura

OPINIÓN: No se trata de que el gobierno se encargue de sancionar bajo leyes represoras, ni que los particulares se desgarren las vestiduras.
vie 10 octubre 2014 04:09 PM
Columna Roberto
Columna Roberto - (Foto: .)

Los sectores de la infraestructura, la energía, el petróleo y las industrias extractivas son de los más proclives a la corrupción a nivel global, en comparación con los demás sectores de bienes y servicios, explica un estudio de la firma PwC publicado este año.

Lo anterior nos prende una alarma inmediata en México, pues sabemos que la reforma energética, que tendrá como esperada consecuencia un boom económico exponencial en el país, tiene como principales actores a las empresas
de las industrias antes mencionadas.

Lamentablemente el problema que se avecina es complejo; no se puede minimizar ni se reduce a un sector, debido a que es injusto imputar la falta de transparencia únicamente al sector público, pues evidentemente el sector privado tiene una gran responsabilidad al combatir la falta de integridad. 

Por eso es sumamente necesario que el gobierno federal, los gobiernos estatales y el sector privado organizado tomen en serio el asunto de la integridad y formulen una agenda anticorrupción mixta. No se trata de que el gobierno se encargue de sancionar bajo leyes represoras, ni que los particulares se desgarren las vestiduras por las acciones de los funcionarios públicos: es necesario que ambos sectores se aboquen a un verdadero compromiso para disuadir la corrupción, mediante medidas concretas y certeras que beneficien a nuestro país.

Para entender el grave problema quisiera hacer alusión a un país del continente africano, cuyo nombre me reservo, en donde la extracción de recursos naturales (petróleo y gas) ha sido el motor económico más importante. Sin embargo, la falta de leyes claras, las autoridades débiles y la impunidad han hecho de esta actividad una referencia en el tema de corrupción, por lo que el costo de hacer negocios en dicho país es sumamente alto, aunque irónicamente los negocios son altamente rentables. 

Sería sumamente grave que México (el cuerno de la abundancia) se convirtiera en un cuerno de latrocinio recíproco. Probablemente los años venideros serán una gran oportunidad para el sector público y el sector privado de hacer negocios como nunca, pero lo cierto es que nuestro país debe garantizar que el nivel de juego para hacer negocios sea tal que la competitividad se mida no solamente en cuanto
a la producción y a los resultados, sino al estándar de adecuado comportamiento y forma transparente de hacer negocios: un equivalente al fair play de los deportes. 

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México ha pasado una gran cantidad de problemas en los últimos años, pero aun con la crítica de muchos parece ir tomando un rumbo fijo (que no se sabe dónde concluirá). Si bien es válido que ese rumbo fijo tenga éxito o no, lo que es completamente inaceptable es que ese trayecto se vea mermado, minado y amenazado por la corrupción y la indecencia de los actores de los sectores público y privado. De ello que debe hacerse un esfuerzo común para que las próximas generaciones vean estas grandes reformas como la gran oportunidad que México aprovechó, y no como el gran saqueo recíproco que el sector público y el sector privado no solamente no evitaron, sino que promovieron ante sus ilimitadas ambiciones. 

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*Socio director de COMAD, SC (Derecho de la construcción)


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