Lo absurdo de las ciudades inteligentes
Es absurdo utilizar el término 'inteligente' (smart) para una ciudad o para un edificio, pues una ciudad no es inteligente; los que son inteligentes o estúpidos son los que las administran o planean. Sin embargo, la popularidad creciente de esta palabra ha hecho evidente que hay ciudades que están mejor administradas, planeadas y gobernadas que otras, que son atractivas y eficientes, independientemente de su tamaño.
El auge que ha ganado esta propuesta y el negocio que representa para algunos organismos y compañías que la promueven es una respuesta ante la ineficacia y la crisis en la gestión, la gobernabilidad y la falta de coordinación entre los responsables de dirigir las ciudades.
Además de otros, los aspectos que hacen más eficiente a la ciudad son sus recursos disponibles (agua, electricidad, energía), su actividad económica, la calidad de sus recursos humanos, su infraestructura y equipamiento, la eficiencia de la movilidad y el transporte, la calidad del medioambiente y de sus servicios públicos, y la gestión de su gobierno.
Con el objetivo de conocer cuáles son las ciudades más 'inteligentes' del mundo, el Centro de Globalización y Estrategia, junto con la Universidad de Navarra, elaboró el estudio Index Cities in Motion (ICIM), que del año 2011 al 2013 calificó 10 indicadores (gobernabilidad, planificación urbana, gestión pública, tecnología, medioambiente, proyección internacional, cohesión social, movilidad y transporte, capital humano y desarrollo económico) en 135 ciudades correspondientes a 55 países.
Uno de los negocios relacionados con las ciudades 'inteligentes' es la promoción y la venta de tecnologías, que permiten que los gobiernos cuenten con programas sofisticados para mejorar sus indicadores de eficiencia. Como consecuencia de eso ha surgido una red internacional de expertos y empresas especializadas en todo el mundo, en universidades y en el sector privado, que buscan oportunidades para promover, ante los gobiernos estatales o municipales, la urgencia de hacer más 'inteligentes' sus ciudades.
Pero esto sólo es una parte, porque hay otros aspectos que también determinan la eficiencia de una ciudad, como el acceso fácil a los recursos y los servicios públicos, la protección de su entorno natural y la reducción del consumo de recursos no renovables.
Como los indicadores y su calificación fueron hechos por europeos, es significativo que 25 ciudades latinoamericanas aparezcan en la última parte de la lista. La primera, Santiago de Chile, fue clasificada en el sitio 83. Le siguen Monterrey (92), Sao Paulo (94), Curitiba (97), Cali (98), Rosario (100), México (101), Guadalajara (102), Medellín (105), Buenos Aires (206), Lima (109), Río de Janeiro (116), Brasilia (131) y Santo Domingo (135) (iese.edu/research/pdfs/ST-0333-E.pdf).
Pero hay algunos ejemplos más de la subjetividad de los evaluadores. Tokio fue la mejor clasificada, pero tiene 0 de calificación en cohesión social; o la Ciudad de México, que obtuvo 0 en capital humano. Según eso: ¿vivimos en una ciudad estúpida?
_______________________
* Arquitecto e investigador de temas de urbanismo