Ciudades sustentables
En 1987, la Comisión Mundial de Medio Ambiente de las Naciones Unidas presentó el programa para el desarrollo sustentable, como una alternativa al desarrollo socioeconómico vigente, que causa graves daños ambientales a escala mundial.
Posteriormente, en 1992, en la convención de Kioto sobre el cambio climático, se volvió a exhortar a que los países redujeran la emisión de CO2. Desde entonces se ha insistido en la necesidad de que se limite el impacto negativo que causa el consumo irracional de energía, al agotar los recursos naturales y contaminar el medioambiente.
Aunque las ciudades son relativamente pequeñas, comparadas con los territorios en donde se localizan, son grandes concentradoras de población y de actividades productivas, que consumen recursos y que también generan grandes cantidades de contaminantes.Por eso, las ciudades no son, ni pueden ser, sustentables.
Lo que sí es necesario y posible es reducir sus impactos negativos en el medioambiente.
Por la importancia de proteger y preservar la naturaleza se ha enfatizado la sustentabilidad ambiental, que comprende el manejo racional del abasto de agua; el tratamiento y la reutilización del agua contaminada, que en nuestro país es muy ineficiente; la reducción del consumo de energía eléctrica y de combustibles; y el tratamiento de los residuos.
Sin embargo, también es fundamental atender la sustentabilidad socioeconómica, que en una ciudad implica la existencia de condiciones económicas, sociales y políticas que permitan su funcionamiento de forma armónica a lo largo del tiempo.
La sustentabilidad social implica creación de empleo, así como atención y mejora de equipamientos para la educación, la salud, el transporte, la seguridad y la vivienda, en un proceso de urbanización dinámico y flexible que primero promueva la sustentabilidad de los habitantes y que no dañe o destruya el entorno de la ciudad.
El mayor problema para la sustentabilidad de cualquier ciudad es el agua, ya que sin ella es prácticamente imposible su funcionamiento. Sin embargo, se le sigue desperdiciando, como si fuera un recurso inagotable. Por eso, es impostergable aprovecharla al máximo, mediante la captación de lluvia y la construcción de plantas de tratamiento.
Un ejemplo importante para promover la sustentabilidad ambiental ha sido realizado en la ciudad de Monterrey, donde se aprovecha el gas de metano, que se produce durante el proceso de descomposición natural de la basura, para producir energía eléctrica. En la Ciudad de México se está realizando una obra similar para aprovechar los depósitos del Bordo Poniente.
Para garantizar la participación social en la tarea de hacer más sustentable la ciudad es fundamental la creación de observatorios ciudadanos, en los que estén presentes las universidades, los colegios profesionales y las organizaciones civiles, que verifiquen que los proyectos y las obras que se realicen en la ciudad sean útiles y tengan la calidad y los costos requeridos.
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*Arquitecto e investigador de temas de urbanismo.