La Fibra E del NAIM recauda su objetivo pese a dudas sobre la obra
El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) la empresa estatal que está en proceso de construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), dio a conocer que obtuvo 30,000 millones de pesos (1,622 millones de dólares) con la colocación su Fibra E en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
De acuerdo con su prospecto, el GACM vendió 300 millones de certificados bursátiles fiduciarios de inversión en energía e infraestructura, o CBFEs, a un precio individual de 100 pesos.
La nueva fibra, cuya clave de pizarra será FNAIM, utilizará los recursos para comprar un interés en el propio GACM y en el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), gracias a lo que tendrá derecho a recibir parte de los flujos generados tanto por el actual aeropuerto como por el nuevo.
Los títulos que vendió la empresa son un nuevo tipo de instrumentos en México que dan a sus propietarios el derecho de recibir cierto monto de los flujos que generan obras del sector energético o de infraestructura, en este caso los flujos que generará la nueva terminal aérea.
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La colocación es la tercera que realizan distintas empresas en México de estas Fibras E y que fueron creadas para que compañías con proyectos de infraestructura y energía estabilizados pudieran colocarlos en el mercado a fin de recabar fondos para financiar otras nuevas obras de ese tipo. Al mismo tiempo los inversionistas pueden tener en sus portafolios activos energéticos y de infraestructura que tienen ya cierta rentabilidad comprobada.
Con la colocación de su Fibra E, el GACM obtuvo la totalidad de recursos que había planeado recabar con esta oferta inicial y que utilizará exclusivamente para financiar el Nuevo Aeropuerto.
La colocación se dio a pesar de la oposición a esa obra de infraestructura que ha manifestado Andrés Manuel López Obrador, el candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia, por dudas sobre su necesidad y costo, generadas principalmente por sospechas de que se han inflado corruptamente algunos contratos de obras.
Obrador encabeza las encuestas sobre preferencias electorales con un margen de más de 10 puntos sobre su más cercano perseguidor.
Hasta ahora, el candidato no ha mostrado documentos o información que validen sus suspicacias de que la obra esté manchada de corrupción, aunque otros proyectos gubernamentales de la actual administración si han generado demandas por irregularidades que podrían explicar su antagonismo a la obra.
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Demostración de confianza
De cualquier manera, la colocación de la Fibra E demostró, de cierta manera, que los inversionistas institucionales, entre ellos diversos fondos de pensiones, confían en que el proyecto podrá concluirse y ponerse en operación en dos años aun si López Obrador gana la elección presidencial del 1 de julio.
"Esta transacción representa un parteaguas para proyectos de infraestructura en el país, ya que se trata de un esquema de financiamiento innovador que permite que los fondos de pensiones inviertan en proyectos de infraestructura de largo plazo", dijo el GACM en un comunicado.
Con la Fibra E, la nueva terminal aérea será propiedad, de forma indirecta, de millones de trabajadores, quienes, a través de los recursos que tienen depositados para el retiro en las administradoras de fondos para el retiro, o Afores, estarán financiando el proyecto.
Por otra parte, con los recursos que las Afores están invirtiendo en el Nuevo Aeropuerto, éstas esperan incrementar el monto de los fondos para el retiro que tendrán los trabajadores al momento de su jubilación.
Y es que el GACM confía en que la nueva terminal aérea sea una obra rentable, principalmente por el cobro la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA) que pagan los pasajeros y usuarios de la terminal al adquirir sus boletos de avión, así como por la renta de espacios comerciales en la terminal, entre otras fuentes de ingreso.
72 horas de la polémica
Andrés Manuel López Obrador redujo el viernes pasado su oposición al proyecto, luego de que aceptara revisarlo cuidadosamente junto con expertos de la industria de la construcción y gubernamentales.
El candidato dijo durante el 29 Congreso Mexicano de la Industria de la Construcción, que seguiría la propuesta del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), de formar un equipo que revise la obra que si en esa revisión, sus asesores la ven viable y aclaran sus dudas sobre posibles prácticas irregulares en las licitaciones, podrá continuar la construcción.
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El mismo Juan Pablo Castañón, presidente del CCE, destacó que la propuesta de crear una mesa técnica fue realizada por ellos, y lo que busca es hacer mejoras técnicas al proyecto.
No obstante, unas horas más tarde, la Cámara Nacional de Aerotransportes rechazó la propuesta de realizar dicha mesa técnica y dijo que la "viabilidad de esta obra no está a discusión", puesto que el proyecto ya había sido analizado durante varios años por expertos como el Centro para el Desarrollo de Sistemas Avanzados de Aviación de los Laboratorias MITRE y la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
Luego, el domingo, el CCE y otros seis organismos empresariales advirtieron en un comunicado que las futuras reuniones acordadas solamente tendrían un carácter informativo y no pondrían en duda la conclusión del Nuevo Aeropuerto.
Las otras seis organizaciones son: la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin), la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero), la Cámara de la Industria de la Construcción (CMIC), la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canar), la Cámara Nacional de Autotransporte de Pasaje y Turismo (Canapat) y la Cámara Méxicana de la Indsutria del Transporte Marítimo (Cameitran).
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Los riesgos
En el prospecto de colocación del a Fibra E, el GACM reconoció los riesgos del proyecto.
"El nuevo presidente electo asumirá el cargo a partir del 1 de diciembre de 2018. No hay certeza respecto a los efectos que las nuevas políticas y acciones que una nueva administración podría implementar y llevar a cabo en relación con la economía mexicana, así como las reformas sustanciales a la legislación aplicable", escribió GACM.
López Obrador ha dicho en reiteradas ocasiones hasta ahora que el preferiría ampliar a base aérea militar de Santa Lucía con dos nuevas pistas, a seguir edificando la nueva terminal.
Para él, esa propuesta es mucho más económica y no comprometería una gran cantidad de recursos públicos, aunque para algunos expertos es inviable ampliar esa terminal y mantener el aeropuerto actual de la Ciudad de México abierto como ha sugerido el candidato.
López Obrador ha dicho incluso que analizaría la posibilidad de presentar amparos para frenar la entrega de nuevos contratos para las obras, algo que probablemente no realice al aceptar reunirse a revisar el proyecto.
"Están entregando contratos para comprometer al gobierno próximo. . . [quieren] amarrarnos las manos, que no tengamos recursos", dijo López Obrador en un encuentro con medios, sin aparentemente saber que la mayor parte de los recursos para financiar la construcción de la nueva terminal aérea, 64% provienen de recursos privados, como los que recabó el GACM con la Fibra E.
El costo estimado de la nueva terminal aérea es de 13,300 millones de dólares, de los cuales 36%, 4,788 millones de dólares, provendrán de recursos públicos, y el resto, 64%, de bancos, inversionistas u otros acreedores.
En un inicio, el gobierno estimó que la edificación costaría 9,000 millones de dólares, una cifra que ya resulta 47% inferior al costo actualizado que implicará la obra de infraestructura aeroportuaria. Por lo general, las proyecciones sobre el costo de terminales aéreas terminan por debajo del costo final del proyecto.
Hasta ahora el Nuevo Aeropuerto ya obtuvo 1,250 millones de dólares por parte del Gobierno federal, al tiempo que ya recabó 6,000 millones con la venta de bonos verdes en los mercados internacionales que vencen entre 2026 y 2047.
Ahora recibió 1,622 millones de dólares con la venta de su Fibra E.
La principal fuente de repago de los recursos privados son los fondos que obtiene GACM a través de la aplicación del TUA en las operaciones aeroportuarias de la actual terminal aérea de la capital, que desde el punto de vista de los directivos de la empresa estatal aseguran que esa obra no se tornará en algo riesgoso para el Gobierno federal o para sus finanzas.
Hasta ahora, en la construcción de la nueva terminal aeroportuaria están participando un buen número de empresas constructoras como Operadora CICSA, Constructora y Edificadora GIA+A, Promotora y Desarrolladora Mexicana de Infraestructura, La Peninsular Compañía Constructora, Operadora y Administración Técnica, Acciona Infraestructuras México, FCC Construcción, Coconal, FCC Industrial e Infraestructuras Energéticas, e ICA Constructora de Infraestructura, las cuales están edificando pistas, terminales, bardas, torres de control y caminos de acceso, entre otras obras.
Con información de Obras